Los fines de semana largo son muy buenos para los empleados. Descansan, se limpian la vista y retornan con nuevas energías a los centros de labores. Pero en esas fiestas se olvidan qué es lo que estamos celebrando y con ellos se pierde identidad. Es el 180 aniversario de la vilipendiada Constitución, modificada 40 veces ya. Esperemos que la última sea para bien.
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