La Habana. – Cuba reconectó este jueves su red eléctrica y sus plantas generadoras de energía tras el apagón nacional de la víspera, el tercero en menos de dos meses, pero los cortes en el suministro continúan siendo el pan de cada día para millones de cubanos.
La superación del bache que duró 22 horas no atenúa la intensidad de la crisis energética que sufre la isla desde hace años y que se ha agravado desde finales de agosto por la falta de liquidez del Gobierno para importar combustible y las reiteradas averías en las obsoletas centrales termoeléctricas.
La Habana tiene apagones de cinco horas diarias, pero en el resto del país los cortes son mucho mayores. En Santiago de Cuba (este), la segunda mayor ciudad, sólo se están garantizando cuatro horas diarias de suministro eléctrico.
La estatal Unión Eléctrica (UNE) pronosticó para esta jornada apagones durante todo el día en distintos puntos del país, que en el momento de máxima demanda en la tarde-noche llegarán a dejar a oscuras de forma simultánea al 48 % de la isla por incapacidad del sistema para generar más energía.
Desde agosto la tasa máxima de déficit está oscilando normalmente entre el 40 y el 50 %, con picos que han superado el 52 %, como este martes, cuando se repitió el máximo del año, según datos de la UNE cotejados por EFE.
Desde el Gobierno se ha celebrado el restablecimiento del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), calificando de «proeza» el esfuerzo realizado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem). El primer ministro, Manuel Marrero, habló de «inmenso agradecimiento» a estos profesionales.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó exclusivamente al «genocida bloqueo» estadounidense del precario estado del SEN. El Ejecutivo no ha hecho ningún análisis público de responsabilidades internas ligadas a la crisis energética y, tras los tres apagones nacionales, no ha habido ninguna consecuencia en el ámbito político.
Avería y colapso
El último apagón general se produjo después de que la central Antonio Guiteras (oeste), una de las mayores del país, se desconectase de forma abrupta tras una avería. Los fallos son habituales en las siete termoeléctricas cubanas, con décadas de explotación y un déficit crónico de inversiones y mantenimientos.
El SEN no pudo compensar su salida con los motores de generación eléctrica distribuidos por todo el país porque muchos de ellos no disponen de combustible (diesel y fueloil) ya que el Estado no tiene las divisas necesarias para importarlos. A las 2.08 hora local (7.08 GMT) del miércoles se producía el colapso total.
Los expertos coinciden en destacar que la solución sólo podría venir a largo plazo y tras una cuantiosa inversión. El consultor independiente Emilio Romero cifró en 10.000 millones de dólares la inversión necesaria para reflotar el sistema electroenergético cubano. El director general de electricidad del Minem, Lázaro Guerra, aseguró en una entrevista a EFE el pasado abril que esa cantidad no era «disparatada», pero no aportó cifras propias.
A largo plazo, Cuba aspira a reformar sustancialmente el SEN y avanzar hacia la “independencia energética” basándose en el crudo nacional, el gas acompañante y las renovables, con un papel destacado de la solar.
Con el apoyo de China, el Gobierno impulsa un plan para poner en marcha 100 parques solares de aquí a 2031 con una capacidad instalada de 2,000 megavatios, que podrían aliviar el déficit energético.
Los frecuentes cortes dañan severamente la economía cubana, que en 2023 se contrajo un 1,9 % y se encuentra aún por debajo de los niveles de 2019, en parte por la paralización forzada por los apagones. El Gobierno avanzó ya que no prevé que el producto interno bruto (PIB) nacional pueda crecer este año, a causa de los apagones nacionales y los recientes desastres naturales (dos huracanes y dos sismos).
Los cortes están asimismo atizando el descontento social en un contexto de grave crisis económica desde hace más de cuatro años, con escasez de básicos (alimentos, medicinas, combustible), inflación galopante, dolarización creciente y una oleada migratoria sin precedentes por su volumen y amplitud temporal.
La ONG Justicia 11J ha contabilizado unas 70 protestas a raíz de los dos recientes apagones nacionales. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, acusó de indecencia y «vandalismo» a quienes protestaron por los cortes eléctricos.
Los expertos consideran además los apagones como los catalizadores de protestas antigubernamentales, incluidas las del 11 de julio de 2021 -las mayores en décadas-, y las del pasado 17 de marzo en Santiago de Cuba (este) y otras localidades.
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