Hace décadas llueven denuncias desatendidas por las autoridades acerca de la enorme mafia de los falsos sindicatos que venden ilegalmente los combustibles que reciben del Gobierno para subsidiar el transporte público de pasajeros. Por tanto, merecen felicitaciones el presidente Abinader y la Asociación Nacional de Detallistas de Gasolina por iniciar acciones para atacar este grave desorden cuyos autores han operado impunemente ante las narices de la Policía y del ministerio que debió ocuparse de ello hace años. La notoria actividad ilícita es imposible sin complicidad oficial, pues la venta irregular de combustibles subsidiados se realiza públicamente en puntos conocidos, como los alrededores de la Luperón con Kennedy, la entrada a Los Alcarrizos, la Charles de Gaulle y otros. Esta mafia ha sido tan poderosa e impune que para vender los combustibles ilegalmente instalan tanques de almacenamiento o parqueos para el trasiego desde camiones cisterna. ANADEGAS denuncia que venden a precios inferiores, perjudicando a estaciones formales y al fisco. Ojalá el Gobierno complete sus excelentes y largamente esperadas acciones con sometimientos judiciales y sanciones ejemplares a estos mafiosos, incluidos sus padrinos. Seguir el rastro del dinero nunca es difícil si fiscales y la DGII se lo proponen.
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