La inseguridad ciudadana se ha convertido en un flagelo que afecta a la mayoría de los países latinoamericanos. El tema ha adquirido una relevancia tal que, en junio pasado, la OEA realizó su XLI Asamblea General bajo el lema “Seguridad Ciudadana en las Américas”. El Salvador, Honduras, Guatemala, Venezuela, Colombia, Brasil y México son los países que se encuentran en peor situación si tomamos como indicador la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes.
Mientras los latinoamericanos reclaman mano dura contra el crimen, la OEA advierte sobre el riesgo de que se empiecen a vulnerar los derechos civiles de los individuos amparándose en la necesidad de controlar la delincuencia.
En los últimos años, en nuestro país, muchos le han cargado el dado al Código Procesal Penal por los problemas de inseguridad que han aquejado a la ciudadanía. Más allá de criticar obtusamente al Código, como sociedad, tenemos el reto de mejorar lo mejorable. Una de las prioridades es garantizar a la Policía y al Ministerio Público las condiciones para que puedan llevar ante el juez un caso sólido que produzca una condena cuando así corresponda.
La policía tiene un papel protagónico en la construcción de un ambiente de seguridad ciudadana, por ser la institución del Estado que en mayor medida entra en contacto con la ciudadanía y los delincuentes.
Actualmente, la institución tiene el desafío de mejorar considerablemente sus recursos humanos con una mayor tecnificación y entrenamiento logístico en la prevención del crimen.
De su parte, la ciudadanía tiene la responsabilidad de cooperar con la construcción de la Seguridad Ciudadana, apoyando al sistema de administración de justicia y denunciando a los delincuentes.
Los medios de comunicación construyen en gran medida la percepción que sobre el nivel de Seguridad Ciudadana posee la población, por eso tienen la responsabilidad de contribuir al clima de seguridad ciudadana comunicando con seriedad y sin sensacionalismo.
El problema de la inseguridad ciudadana es complejo. Resulta entonces necesario desarrollar una estrategia de largo plazo que apunte hacia la solución “definitiva” y sostenible, pero que esté sembrada de acciones y programas que vayan impactando de manera positiva el clima de Seguridad Ciudadana. Es tiempo de que, como sociedad en conjunto, asumamos la responsabilidad de resolver un problema que nos afecta a todos. Pongamos manos a la obra.
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