Rincón Familiar
El incesto es una de las vivencias más traumáticas para una niña. La huella que deja es muy profunda y secuestra prácticamente todas las áreas de desarrollo de la vida.
Tengo en este momento a dos pacientes en el consultorio con la vivencia de este doloroso trauma. Una adulta, que para sobrevivir, su inconsciente la protegió con el olvido hasta después de los 40 años. Y una niña de 9 que está, con ayuda de su madre, valientemente abordando y sacando lo mejor de ella para continuar, luego de haberlo vivido recientemente.
Estas dos mujeres, la niña y la adulta, tienen en común el brillante ser humano que son cada una en su versión y esencia, pero sobre todo la fuerza de luchar como un pez atrapado en la red, intentando salir para poder seguir nadando. Esta es la metáfora perfecta, entre la multitud de peces, la lucha individual de cada uno por salir y el poder que desde arriba y afuera ejerce el dueño de la red para no perder ninguno.
Es fácil luego de una vivencia como esta victimizarse, pues tenemos todas las razones para ello. Para una madre cuya hija ha sido abusada sexualmente por el padre, es muy fácil, lo más fácil, diría yo, cogerle pena, enfocarse sólo en el trauma vivido y a través de la lástima recordárselo cada día.
Esto tendría la consecuencia de hacerle pensar que ya su vida no vale la pena, que por más que haga está marcada por el dolor y que no tiene posibilidad de ser feliz.
Este es el mensaje esclavizante y maldito de la pena. Les entra en una fosa oscura y honda que no les deja ver la luz y que las lleva de manera inconsciente a buscar más dolor por lealtad al padre abusador terminando en un suicidio emocional a través de las relaciones con todos los demás.
Lo que he visto en terapia es la posibilidad de continuar adelante a pesar del dolor, la rabia y la vergüenza. Cuando tenemos otra persona al lado que continúa poniendo limites, acompañando, traduciendo el dolor y hablando sobre él. Que puede exigir y ayudar a sacar lo mejor, no del trauma sino de la persona, que es más que el trauma.
Esto es lo que he visto en terapia, la capacidad de los seres humanos de sobrepasar el dolor, trascenderlo y continuar.
Sólo necesitamos una persona, sólo una, que nos recuerde que si esa vivencia llegó a nuestra vida trajo con ella la posibilidad de superarla, eso estaba en la misma maleta, sólo hay que hurgar para encontrarlo.
Eso es lo que necesita una niña, o mujer adulta para continuar después del incesto, la seguridad de que podrá salir de la red y continuar nadando.
Twitter: @solangealvara2
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