SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Luego del respiro por el acuerdo con la Barrick, el presidente Danilo Medina vuelve a enfrentar un serio desafío, ahora con el caso de Loma Miranda.
El gobernante esta compelido a tomar una decisión que, más allá de los aspectos técnicos, entraña delicados aspectos de alta política de Estado.
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Como el Ministerio de Medio Ambiente le ha dado largas a su evaluación final del el informe del PNUD, en la opinión pública crece el reclamo de que el Gobierno se pronuncie.
La posición prepotente que han asumido los ejecutivos de Falcondo al proclamar prácticamente que no abandonaran el proyecto de explotación en Loma Miranda, crea una delicada situación al presidente Medina.
Basados en los informes de técnicos contratados, la empresa minera rechaza, de forma radical, la objeción que el PNUD planteó por consideraciones ecológicas y de riesgos en el impacto medioambiental.
La posición asumida por la alta gerencia de Falcondo es inadmisible de cara al interés general y al derecho que tiene el Estado dominicano de defenderlo, por encima de cualquier apetencia contractual.
Los ejecutivos de Falcondo se refieren virtualmente a Loma Miranda como si fuera una propiedad particular de la que nadie tiene derecho a sacarlos, porque se resisten a cualquier posibilidad de suspender la explotación minera en esa reserva natural.
Si el presidente cede a este mecanismo de presión y autoriza esas operaciones, se habrá sentado un funesto precedente que puede afectar el alto nivel de popularidad de que goza actualmente.
Pero más importante que eso, se defraudara la lucha y las expectativas de amplios sectores de la vida nacional que quieren preservar a Loma Miranda y convertirla en un Parque Nacional. El Presidente tiene la última palabra y en sus manos la suerte de este regalo de la naturaleza.