La batalla del presidente Danilo Medina por la ejecución eficiente del 4% del Producto Bruto Interno para la educación, el fervor nacionalista que ha encendido en los corazones de la inmensa mayoría de los dominicanos por los ataques despiadados que ha recibido el país por adoptar una decisión soberana, la sentencia que ha puesto freno al desorden migratorio y ha iluminado el camino para la ejecución del plan nacional de regularización de extranjeros, la materialización de la licitación para la construcción de dos plantas a carbón que añadirán 720 megavatios de energía a bajo costo y la adjudicación inmediata de la obra al consorcio ganador, son hechos suficientes para definir al 2013 como un gran año.
Conclusión que toma mayor fuerza con el inicio de la guerra definitiva contra el analfabetismo, que ya presenta logros importantes y que será más intensa en el 2014 declarado por decreto año de la superación de esa rémora social.
Muy alentador resultó también el empantalonamiento mostrado por el Gobierno para buscar y lograr una renegociación del contrato con la minera Barrick Pueblo Viejo, que permitió una mejoría significativa de los beneficios que recibirá el Estado.
La economía se mantuvo estable, crecimiento moderado sin inflación ni cambios bruscos en la cotización del dólar, la banca dio nuevos pasos de consolidación, no se ha discutido el pacto fiscal que sería importante en busca de una reforma integral, pero está en taller el pacto por la educación y se trabaja en la reforma de un Código Laboral, para adecuarlo a las transformaciones que ha experimentado la actividad productiva y evitar el terrorismo que han implantado mafias de abogados, practica irresistible para la pequeña y mediana empresa, y que en nada beneficia a los reclamantes, por el contrario, los esquilma.
La población se ha sentido maravillada por un presidente austero, concentrado en su oficio, pero muy atento a las necesidades de los más desvalidos, y que emplea el tiempo que debió tomarse para el ocio en visitas a los hombres y mujeres que tratan de levantar cualquier actividad productiva, pero que carecen de tecnología, financiamiento y asesoría para hacerla competitiva. No ha salido a regalar un solo peso del Estado, sino a facilitar recursos para dar mayores oportunidades de generación de riquezas.
Ha sido encomiable la valentía de varias figuras del Partido del Partido de la Liberación Dominicana que se han lanzado tras la conquista de la candidatura presidencial, desbrozando el camino más provechoso para su partido y para la sociedad: el de la alternabilidad que es el que impulsa nuevos bríos en el manejo de los asuntos del Estado.
La confrontación interna que mantiene dividido al principal partido de la oposición se ha ido definiendo a favor del sector que encabeza el presidente de esa organización, que aún no puede cantar victoria pero que si se sigue moviendo con el sigilo que lo ha hecho consolidará su dominio en el 2014 y aún le sobrará tiempo para buscar los entendimientos necesarios para encarnar una propuesta de poder con amplias posibilidades.
Ha sido el año de una campaña de descrédito coordinada por las entidades que se nutren de recursos internacionales para servir a los intereses de las potencias que pretenden que República Dominicana cargue con sus dificultades y con el peso de la tragedia haitiana, evadiendo ellos su responsabilidad, pero la patria de Juan Pablo Duarte ha mostrado que no le amilana el chantaje.
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