Primero establecemos formalmente que los recursos del Estado son para quienes lleguen primero al barrilito, cofrecito, contratos, nominillas, botellas (y el resto que se ponga en fila). Segundo: la ley se aplica y se cumple según convenga. Tercero: Que quede claro que la realidad no es lo que es, sino lo que se percibe. Cuarto: Eliminamos los tribunales penales y nombramos en la Suprema a Castro Castillo, Monchi, Reinaldo y Sigfrido con la Ley del Talión. Y cuarto: Quien hable dizque de “Derechos Humanos” es peligroso enemigo del sistema. (Este sería el más práctico proyecto de… ¿Nación civilizada?).
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