SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El aislamiento, la marginalidad y la falta de infraestructura de servicios de los más de 200 bateyes que existen en República Dominicana configuran la triste realidad que afecta a más de 200 mil personas que viven en estos lugares.
Algunas instituciones se han interesado por mejorar la calidad de vida de estos moradores y este viernes fue presentado un documental con testimonios de superación de los lugareños.
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De niña, Angelina León era feliz en el batey Consuelito, un lugar rodeado de plantaciones de caña de azúcar en San Pedro de Macorís. Pero al cumplir su mayoría de edad, su situación se tornó crítica.
De los múltiples problemas que tienen las personas que viven en los bateyes, sin ninguna duda la falta de documentación es el más grave, pues constituye una tranca para que las personas que viven allí se desarrollen.
La falta de centros de estudios y salud, al igual que de otros servicios básicos, han hecho que la mayoría de los que allí habitan se vean obligados a vivir del trabajo informal y de la industria azucarera.
En la medida en que en el batey no exista la infraestructura clave no que pueda ser de salud, infraestructura de educación y tampoco hay una fuente de empleo más allá de la industria azucarera pues la economía interna del batey de la venta de sus productos pues se limitan las posibilidades de esa población.
Precisamente este viernes un grupo de jóvenes presentó un documental titulado “Este es mi batey” que muestra sus historias de superación mediante la educación. La Iniciativa forma parte del proyecto sobre Seguridad Humana en Bateyes en el que participan varias agencias de las Naciones Unidas.