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El país de los trucos

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En una estación de combustible, un despachador me contó hace unos días historias sobre mañas para engañar a los usuarios que me petrificaron:

Echar gasolina regular en el estanque de la premium y venderla como tal. Manipular los medidores y las velocidades para echar menos que lo comprado. Alterar los contenidos con otros combustibles. Dejar valores de ventas anteriores marcados en las pantallas de las bombas para consignárselos a los incautos…

En un supermercado, un carnicero me habló de la ignorancia de los consumidores, y citó algunas maniobras de los dueños de esos negocios para enmascarar productos cárnicos no aptos para el consumo:

Cuando el pescado parece dormido y tiene la piel blandita significa que está vencido y, por tanto, habría que botarlo. Pero le sacan los ojos o lo ponen en especial o lo mandan a la cocina para fines de preparación de platos atractivos que la gente compra sin pensar. Si de viandas se trata, yuca por ejemplo, mezclan las viejas con las nuevas para confundir al comprador; y le dejan el lodo para que pese más. A otros productos les actualizan las fechas de vencimiento…

Una joven que labora en un banco me ha identificado las mil y una maneras de timar a los tarjetahabientes y ahorristas sin que tengan derecho a defenderse. Ejemplo:

Abultamiento de los valores a pagar con los consumos inventados y la intervención de oficinas de cobros compulsivos que lo justifican todo.

Un empleado de un dealer me ha dejado atónito:

Venta de vehículos chocados pero ofertados como nuevos. Venta de vehículos “ahogados”. Vehículos con el millaje alterado para simular poco uso. Cambios de piezas importantes por otras de menor calidad. Especulación con los precios. Evasión de impuestos. Lavado…

Me he enterado, por boca de un conocido, acerca de peripecias usadas por funcionarios estatales, centralizados o no, altos y bajos, para enriquecerse sin dejar huellas evidentes:

Fundar empresas privadas a través de terceros para justificar la  contratación de obras millonarias (para que nos pongamos bien sin robar, buen pendejo). Apropiarse de miles de tareas de tierras del Estado a través de testaferros. Colocar en las áreas de compra y suministro a sus “amigotes”. Viajar mucho, mucho, mucho…, para garantizarse egresos de caja. Colocar sin necesidad publicidad millonaria a través de los suyos…

Ni hablar de las complicidades de empresarios y autoridades para evadir impuestos por importaciones o para agenciarse “facilidades” en el pago de energía eléctrica… Ni hablar de todas las vagabunderías que a través de los años se han hecho para beneficiar a empresarios del transporte…

Nos mata la inconsciencia y la falta de autoridad, en el país de los trucos.

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