Aunque de tiempo en tiempo el enfoque noticioso de otros temas trascendentes como el narcotráfico parecen haber disminuido la atención informativa acerca del terrorismo internacional, lo cierto es que sigue siendo una amenaza global a la seguridad de países y ciudadanos.
La matanza protagonizada en el semanario satírico Charlie Hebdo, de París por fanáticos terroristas que invocaban a Mahoma y las alertas que a raíz de ese brutal atentado se han puesto en otras capitales europeas, subrayan la gravedad y terrible vigencia de este peligro a nivel mundial.
En este caso, además está de por medio un intento de coartar la libertad de prensa ante la intolerancia de grupos que no sienten ningún respeto ni compromiso con este elemento esencial propio de las sociedades abiertas y democráticas.
Naciones como la República Dominicana no están directamente expuestas a la amenaza terrorista, pero nada exentas de sus implicaciones, ya que tenemos relaciones y vínculos con países que son el blanco predominante del terrorismo.
De tiempo en tiempo se toman medidas preventivas, pero los mecanismos y estratagemas que utilizan los terroristas son tan vastos y variados que este combate es cada vez más complicado.
Por ejemplo, en procura de evitar tragedias aéreas provocadas por atentados mediante métodos tecnológicos, hace algún tiempo se advirtió a los viajeros que les serían incautados los equipos electrónicos que tengan sus baterías descartadas, o sea que no puedan ser probados durante las inspecciones al abordar vuelos internacionales.
Aunque cualquier disposición que tienda a incrementar las ya existentes en estos vuelos provoca irritación y causa molestias a los pasajeros, lo cierto es que debía contar con algún grado de comprensión, en vista de que el fin último es evitar un atentado y proteger la seguridad en la aviación comercial.
Inmersa en un sinnúmero de urgencias cotidianas, la gente oye hablar de este problema, escucha exposiciones y se informa a través de las noticias que publican los medios, pero no siempre alcanza a comprender la peligrosidad que hay de por medio.
Quizás por eso se justifica que cada cierto tiempo los organismos de inteligencia y organismos responsables de vigilar la seguridad replantean la problemática, no para provocar alarma, pero sí para alertar sobre las nuevas modalidades y peligros que han surgido.
Insistimos que hay que tener cabal conciencia y cooperar, por encima de incomodidades, a sabientes de que es muy probable que de esta manera se contribuye a nuestra propia seguridad.
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