Independientemente de los actos oficiales en ocasión del 125 aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, lo lamentable es que una gran parte de la población dominicana permanece ajena a esta importante celebración.
Muchos utilizan el feriado para vacacionar en poblaciones del interior y eso quizás no estaría mal si reflexionaran sobre cuestiones fundamentales basadas en el legado y el pensamiento del padre de la patria.
Por ejemplo, ¿hasta donde hemos podido preservar la libertad y la independencia como la concibió Duarte y por la que tanta lucha y sacrificios libró a lo largo de una vida de plena devoción a una República Dominicana libre de dominación foránea?
Teniendo como estandarte la imagen ejemplar del gran patricio, la sociedad y el pueblo en su conjunto deben fortalecer la batalla en contra de la corrupción administrativa, las ambiciones desmedidas, las rebatiñas personales y las bajezas que debilitan nuestras instituciones.
Otro aspecto fundamental que debemos emular, identificando desde la educación primaria a las nuevas generaciones con la vida de Duarte, es su amor por la patria y su apego estricto a la integridad, sin flaquezas ni excusas ocasionales sujetas a actos vergonzosos.
Tenemos que vencer el particularismo que impide la visión de conjunto de la nación, que dispersa fuerzas y energías porque se dirigen principalmente en la búsqueda de objetivos estrictamente grupales o individuales, sin observar normas ni principios.
Todos los vicios que se critican a la clase política podrían desaparecer o cuando menos disminuir en gran medida si la dirigencia se propusiera con sinceridad y no como un acto meramente ritual, seguir los lineamientos duartianos.
Semejante pauta nos libraría de conflictos y desgarrantes luchas intestinas y a la vez nos aseguraría un país mejor organizado, con mayor fortaleza en sus instituciones y con un horizonte próspero y una concepción de Estado.
Un apego estricto a la ética y a la ley y un compromiso de defender el estado de derecho y la fraternidad es el mejor tributo a Duarte y a su permanente llamado a “trabajar por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”.
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