SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La indignación de la población expresada abiertamente en las redes social era de esperar tras el Auto de No Ha Lugar en el caso del Senador Félix Bautista.
Aunque el país estaba consciente de que el juez de la Instrucción Especial de la Suprema Corte de Justicia, Alejandro Moscoso Segarra, es compañero de partido del legislador, además de haber sido designado en su cargo por el ex presidente Leonel Fernández, tenía un pequeño rayo de esperanza que prevaleciera la transparencia y que en un juicio de fondo se dilucidaran todas las pruebas que irrefutablemente indicarían la culpabilidad o inocencia de Bautista.
A quien más le convenía no escudarse detrás de una jurisdicción especial por su inmunidad parlamentaria era al propio congresista, que en una ocasión dijo públicamente estar dispuesto a despojarse de dicha inmunidad para quedar libre de la acusación de corrupción administrativa y otros delitos penales. Pero esas palabras rápidamente se las llevó el viento.
A pesar del contundente expediente que presentó el Ministerio Público, el magistrado Moscoso Segarra prefirió descalificarlo favoreciendo así a su compañerito. De esta forma, las sospechas de la ciudadanía de que nuestra justicia está viciada, permeada, parcializada y mercantilizada, se convirtieron en realidad.
El Auto de No Ha Lugar de hoy es solo el último de una serie de casos de funcionarios que han quedado archivados, pasando al olvido en la justicia pero no en la conciencia del pueblo que ha venido lentamente despertando del embrujo de de un brebaje que no permitía que palpáramos la descomposición y el hedor que deja la corrupción administrativa.
Tras el fallo, el Procurador General dijo y cito “No nos vamos a rendir ni a cruzarnos de brazos”. Esa es la tarea que nos toca como sociedad en este momento, seguir luchando porque la justicia prevalezca, seguir alzando nuestra voz para que los que delinquen sepan que hay consecuencias y que no se saldrán con las suyas solo por tener un carguito en el gobierno. Bautista podrá celebrar esta noche con sus seguidores lo que califican como un triunfo, sin embargo, moralmente la sociedad y la historia lo enjuiciaran y le pasaran la cuenta, que ni todos los millones acumulados podrá pagar ni anular como ocurrió este viernes negro en la Suprema Corte de Justicia.