Lo que habrá de verificarse en los próximos días en el Partido de la Liberación Dominicana es una integración cada vez más amplia y entusiasta de todos sus dirigentes y militantes al proceso del que saldrá electo el candidato presidencial de esa organización, que sin duda alguna lo será el licenciado Danilo Medina.
La pretensión de algunos de estimular un abstencionismo más allá del propio de una contienda interna, para demostrar lo que nadie discute: que la fuerza que se orienta bajo el liderazgo del doctor Leonel Fernández, resulta determinante para el triunfo del Partido de la Liberación Dominicana, no concitará respaldo, primero porque esa no es la posición del presidente Fernández; segundo porque el PLD es un partido dirigido por políticos con formación y que siempre orientan las cosas hacia los objetivos de la organización, y tercero porque si hay un tema frente al que los peledeístas no tienen diferencia es en torno a la necesidad de mantener el poder.
Esos políticos también saben que después de dos períodos de gobierno se puede acumular el respaldo que le endosan sus realizaciones, como han sido, por ejemplo, la del mantenimiento de la estabilidad macroeconómica y la de haber propiciado una multiplicación del producto interno bruto, así como el desarrollo de una gran obra de infraestructura que incluye grandes carreteras, puentes, túneles y pasos a desnivel, así como una primera línea del metro, modernos hospitales y centenares de nuevas aulas y ciudades universitarias, pero que al igual cosecha insatisfacciones por obras que no se han podido materializar o por temas que han producido cuestionamientos.
No es un secreto que los cincuenta años que ha vivido el país en evolución de su economía, no han reflejado por igual en todos los segmentos de la población y que la inequidad pervive como un cáncer incurable, lo que implica que al tiempo que abraza y realza los logros de las gestiones peledeístas, su candidato tiene que despertar esperanzas y ser portador de un mensaje de cambio que recoja esas insatisfacciones.
Los peledeístas admiran y son leales a los liderazgos que han fortalecido y ampliado esa organización, como lo ha hecho Leonel Fernández, que se ha convertido no solo en la figura más trascendente del PLD, sino en la primera figura de la política dominicana, pero están conscientes que lo primero es la organización, sin la cual no hubiese sido posible llegar al gobierno para contribuir con el desarrollo de la sociedad dominicana.
“Todo lo que somos, se lo debemos al PLD y a Juan Bosch”, reconocía el propio presidente Fernández en el discurso que pronunció en el centro olímpico cuando recibió las firmas de apoyo en el Palacio de los Deportes.
Danilo Medina, el precandidato que habrá de triunfar por amplio margen en las primarias del PLD, es aspirado por cientos de miles de peledeístas y por grandes núcleos de la sociedad sin militancia partidaria, porque no solo lo asumen como un candidato, sino como el portador de un proyecto de nación que tiene su énfasis colocado en el desarrollo del ser humano.
Quiere empezar un plan de transformación en la educación, potenciar el desarrollo del turismo y eslabonarlo con el desarrollo del sector agropecuario; quiere impulsar las pequeñas y medianas empresas para combatir el desempleo; quiere poner recursos en manos de personas sin posibilidad de crédito en los bancos para que desarrollen sus propias iniciativas, quiere mejorar las oportunidades de los jóvenes que egresan de las universidades, proteger la ancianidad y proporcionar un mayor auxilio a las personas que enfrentan enfermedades catastróficas.
Unidos los aportes de las gestiones del presidente Fernández a los que hará en su gestión Danilo Medina, habrá un PLD acreditado para una estadía por varios períodos más en el poder.
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