Triunfo anticorrupción

La lucha contra la corrupción acaba de anotarse una victoria a nivel internacional con la repentina dimisión de Joseph Blatter, quien había sido reelecto como presidente de la FIFA, en medio de un grave escándalo de corrupción en el organismo rector del fútbol en todo el mundo.

Es un triunfo en favor del adecentamiento de esta organización, estremecida por un profundo escándalo de 150 millones de dólares que envuelve extorsiones, chantaje, evasión de impuestos, fraude y blanqueo de dinero, entre otras fechorías.

A pesar del develamiento de esta podredumbre, Blatter había seguido adelante en pro de su reelección, tras negar que tuviera conocimiento de estas viciosas prácticas y no parecía dispuesto a apartarse de su puesto. Pero la presión mediática, que no disminuyó con los pasos de los días, lo obligó a tomar la decisión.

Es una gran lección frente a la dejadez de la justicia y del andamiaje jurídico e institucional, que falla en el combate a la corrupción, principalmente en países latinoamericanas que tienen aún frágiles instituciones.

Los pretendidos defensores de la institucionalidad en la República Dominicana deberían verse en ese espejo para tomar nuevos bríos en el combate a la corrupción en todas sus vertientes y modalidades y exigir la renuncia y el sometimiento a la justicia de los funcionarios que incurran en malversación de fondos públicos.

El multimillonario escándalo de corrupción descubierto en la FIFA, que increíblemente se venía produciendo desde hace más de 20 años, revela hasta qué punto las mafias no respetan ni se detienen ante las actividades sanas y recreativas como el deporte.

Como resultado de todas estas tropelías, el 27 de mayo quedó penosamente registrado en la historia deportiva como el día más triste para el fútbol, el deporte de mayor atracción a nivel mundial.

Tras la salida de Blatter, la FIFA tiene una oportunidad de renovarse con gente honorable que ame de verdad el deporte y que se empeñe, con ejemplo y rectitud, en la ingente tarea de rescatar el prestigio y la credibilidad de ese organismo y del deporte rey que está llamado a representar y defender de delincuentes de cuello blanco.