Es necesario aclarar ante el mundo que los sujetos que agredieron verbal y casi físicamente a José Miguel Vivanco, funcionario de Human Rights Watch, al presentar aquí un informe sobre los dominicanos en peligro de sufrir deportaciones hacia Haití, no son periodistas, sino plomeros sanitarios, limpiadores de pozos sépticos, recogedores de caca de perro y sicarios verbales apandillados (oficio, este último, que se ha acreditado notablemente en el bajo mundo mediático). Su condición de crápula quedó evidenciada al ignorar totalmente que el trabajo de un auténtico reportero es preguntar e informar. Solo eso.
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