Jimmy Morales: El cómico que rompió mitos y corre por Presidencia Guatemala

GUATEMALA.- El comediante Jimmy Morales rompió con los mitos al ganar la primera vuelta en las elecciones generales del pasado día 6 en Guatemala, celebradas en medio de una crisis desatada por escándalos de corrupción que involucran a la vieja política, y competirá por la Presidencia el próximo 25 de octubre.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) proclamó hoy oficialmente a Morales, del partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), ganador con el 23,8 % de los sufragios, y disputará la Presidencia en la segunda vuelta junto con la ex primera dama Sandra Torres, la segunda más votada, con el 19,7 %.

Al no haber alcanzado Morales el 50 % más uno de los votos, es necesaria la segunda vuelta, en la que competirán los dos más votados.

Morales tiene como candidato a la vicepresidencia al exrector de la estatal Universidad de San Carlos Jafeth Cabrera, mientras que Torres tiene al empresario Mario Leal.

El comediante y empresario de 46 años rompió con los mitos de que el que invierte más gana, pues asegura que gastó 232.858 dólares en la campaña de cuatro meses, y también acabó con la tradición del que quedaba en el segundo lugar en la elección pasada, le tocaba gobernar.

En los comicios de 2011 Manuel Baldizón quedó en el segundo escalón y esta vez repitió como candidato presidencial del opositor Libertad Democrática Renovada (Lider), pero ayer abandonó la carrera alegando supuestas «irregularidades» en el proceso.

Baldizón se ubicaba tercero en una cerrada lucha con Torres por la plaza en la segunda vuelta.

Durante 18 años, el novato candidato presidencial ha actuado los domingos en el programa «Moralejas» junto con su hermano Sammy en un canal de televisión local, aunque su primera participación en política fue en 2011.

Entonces aspiró a alcalde del municipio de Mixco, en el departamento de Guatemala, por el partido Acción de Desarrollo Nacional (ADN) con el que apenas logró el 7,95 % de los votos.

El pasado 17 de mayo fue designado candidato presidencial del FCN, fundado por exmilitares, en llave con el exrector Cabrera.

Hijo de José Everardo Morales Orellana y de Celíta Ernestina Cabrera Acevedo, realizó su educación primaria, básica y diversificada en el Instituto Evangélico América Latina, en el que se graduó de perito contador.

De niño, asegura Morales, vendió plátanos en un mercado, de adolescente comerció con plásticos, luego con ropa usada y ahora se considera un empresario de éxito.

En la década de 1990 trabajó como locutor en la radio nacional TGW, de la que luego pasó a la Radio Sonora. En 1999 fundó la empresa «Moralejas» y en 2003 creó otra dedicada a montajes de espectáculos y vehículos promocionales.

Morales se hizo popular por su personaje de «Neto» en «Moralejas» y su humor le ha llevado a conseguir las simpatías de los guatemaltecos que creen en su lema: «ni ladrón ni corrupto».

Licenciado en Administración de Empresas en la estatal Universidad de San Carlos, con un profesorado en teología y un doctorado en seguridad estratégica, también ha trabajado como docente en la Facultad de Ciencias Económicas y en la Escuela de Ciencias de la Comunicación, según destaca en su hoja de vida.

De religión evangélica, ha actuado en las películas «Un presidente de asombrero», «Ve que vivos», «Una aventura en el más allá» y «Repechaje», entre otras que él mismo produjo con familiares.

El humorista supo aprovechar la crisis política que se desató en abril pasado por las denuncias de corrupción que provocaron la renuncia del presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) y de su vicepresidenta Roxana Baldetti, y la captura de al menos 60 personas entre funcionarios públicos y particulares.

Combatir la corrupción, mejorar la alimentación, la educación y la salud, y promover el desarrollo empresarial son algunas de las propuestas de Morales, que no tiene ninguna experiencia en la administración pública.

El desencanto de los guatemaltecos con los políticos tradicionales sorprendió en las urnas, a las que asistió más del 70 % de los 7,5 millones de ciudadanos inscritos en el censo electoral, un «récord» según las autoridades.