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Un ejército de marginadas

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La situación  del embarazo en niñas y adolescentes no puede esperar.  A nivel mundial después de África,   América latina y el Caribe muestra las cifras más altas de embarazo en adolescentes.

De todos los partos en la región, el veinte por ciento son en  menores de edad y de estos cerca de la mitad han sido embarazos no planeados.  La falta de información  en temas de sexualidad, la inaccesibilidad a métodos anticonceptivos, la seducción de un adulto a una menor de edad y las violaciones sexuales,  son a menudo la génesis, causas tangibles  y de abordaje concretas para reducir el embarazo a temprana edad.

La pobreza es un común denominador en las menores de edad que llevan un embarazo a término.  Las posibilidades de una adolescente convertirse en madre son tres veces mayores si vive por debajo de la línea de la pobreza.

Como para anclarlas en la pobreza, las adolescentes que viven en la zona rural tienen mayor probabilidad de embarazarse a temprana edad que las que viven en la zona urbana.

Las adolescentes que llegan a los hospitales con abortos incompletos rondan el del veinte por ciento de los mismos. Por la condición legal del aborto en nuestro país,  los embarazos se interrumpen en clandestinidad e inseguridad, muchas llegan a los hospitales infectadas, complicadas e incluso con pase a la morgue.

El inicio de la vida sexual a temprana edad es una realidad en la región y en República Dominicana, nuestras jóvenes inician la vida sexual sin el consentimiento de las madres, ni los padres, ni tutores.  Ante esta evidencia debemos asumir el compromiso de reducir  el embarazo en niñas y adolescentes.

La educación sexual es una herramienta para evitar el embarazo.

En la práctica, no en las leyes, a una niña o adolescente embarazada de golpe y porrazo se le quita todo. Se le quitan todas las oportunidades. La posibilidad de estudiar,  de desarrollarse en el área laboral, de acceder a un puesto de trabajo calificado,  en fin, se le arrebata la posibilidad de desarrollar todo su potencial.

Por si el tema humano no nos sensibiliza, las estadísticas confirman que el embarazo en adolescentes perpetua la pobreza.  Implica mayor gasto en salud, por las complicaciones del  embarazo y en las y los recién nacidos de madres adolescentes.  Un país no sale de la pobreza con cifras elevadas de embarazo en niñas y adolescentes.

Es imperioso hacer un pacto entre todos y todas para evitar el embarazo en niñas y adolescentes. Las madres adolescentes son un ejército de marginadas. Darles la espalada porque son niñas pobres es inhumano.

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