La insistencia editorial con preocupaciones sobre la situación en Haití podría parecer un lugar común por la reiteración, pero tal percepción sería miope o errónea, pues se desconocería un elemento fundamental: los temas haitianos no pueden ser tratados ni considerados para los dominicanos como asuntos estrictamente externos o foráneos.
Es tal la interacción e incidencia que esa cuestión tiene sobre nuestro país en términos migratorios, económicos y comerciales, que el impacto es crucial en cualquier sentido. De ahí, la importancia que reviste para nosotros de este lado de la isla.
El potencial riesgo de que en la vecina nación se produzca un limbo o vacío político-institucional por el hecho de que a punto de vencer el período constitucional del presidente Michel Martelly, no se vislumbra una salida institucional, plantea una seria amenaza a la paz social del sufrido pueblo haitiano.
Todo esto y el agravamiento que pueda producirse ante la imposibilidad de armonizar las fuerzas beligerantes en la hermana república, plantea serios retos para la República Dominicana, que ha sido tradicionalmente el escape o alternativa de los haitianos ante sus angustiantes dramas.
La estabilidad social, política y económica es todavía una meta pendiente y por eso y otras muchas circunstancias de un lastre de décadas, el sufrido pueblo haitiano padece grandes penurias y un estado de inseguridad ciudadana.
El aplazamiento de la segunda vuelta electoral en dos oportunidades, la insistencia de la oposición de que no hay condiciones ni seguridad para un certamen libre y democrático y el clima de crispación y violencia, configura un panorama sumamente inquietante.
La comunidad internacional a través de sus representantes a nivel diplomático y organismos como la OEA han formulado llamados a la concordia, en la búsqueda de una solución que permite reencauzar a Haití por una vía pacífica y de entendimiento democrático, pero hasta ahora el pedido no ha encontrado la esperada acogida.
Es de esperarse que más adelante y en un tiempo no muy dilatado, el ambiente de sobresalto y confusión reinante en Haití pueda superarse, a fin de completar las elecciones y sacar a la hermana nación del agobio actual para impulsar programas de mejoramiento económico y social en favor de su pueblo.
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