Un fantasma por el mundo está avanzando: la cristianofobia.
En Asia, Africa y en Europa.
Terrorismo sin tapujos contra los cristianos y su civilización.
En Paquistán, en Nigeria, en París y en Bruselas. Casos más notables, sin que olvidemos las monjas asesinadas en Yemén semanas atrás.
Nosotros debemos estar con ojos abiertos.
Como un alerta a los dominicanos, al empezar el 2015 la noticia la publicó The Washington Post, el Listin la reprodujo días después, y pocos registraron que dos de los implicados en la masacre en la sede del semanario humorísrico de Francia ocurrida en enero del 2015 habían estado recreándose en la República Dominicana.
Por otro suceso, también de carácter delictivo, en los medios dominicanos luego comienza a prestarse alguna atención a Europa con el affaire de los pilotos galos.
A pesar de que el terrorismo de ultramar ya causa heridos criollos, Nos sentimos allá en el ombligo de América tan distantes, y no hacemos conciencia aún -solo en titulares de prensa- de la grave descomposición del orden internacional que se va reflejando en los atentados terroristas del ISIS, Daesh, o Estado Islámico.
En noviembre tocó de nuevo a París. Allá golpeó muy duro en el Bataclán, y se escuchan las primeras explosiones en el mismo momento en el que suena un «rock diabólico».
El 22 de marzo del 2016 la historia terrorista se registra en Bruselas, en el Aeropuerto y en la estación de trenes cercana a la sede de la burocracia de la Unión Europea.
Un experto francés ha declarado en la prensa italiana que allí donde los Estados fallan o se descuidan – y afirma que Bélgica parece un Estado fallido -, el terreno está abonado para el terrorismo.
Yo le sumo a esto el desmembraniento de los fundamentos de los valores, de la cultura y de la civilización europea.
Me refiero a la tarea de zapa y destrucción en que se han aplicado ciertos políticos y filósofos hace decenios, y hoy se sufre la descomposición en todas partes donde predomina el liberalismo social que ha producido el capitalismo modernista.
El Cristianismo ha sido un desdén para sus ideólogos, propiciadores de la cristianofobia. La ironía de la historia es que muchos ex marxistas y anarquistas coinciden con ellos en muchos aspectos.
Mientras sacaban de las escuelas los crucifijos para borrar los ejemplos cristianos, y creaban tremendas confusiones en las masas nuevas que surgieron, inyectadas de facilismo y nihilismo.
Mientras se dedicaban a promover el hedonismo, el individualismo y el liberalismo.
Mientras renegaban de los fundamentos y los orígenes de Europa.
De esto modo se preparó el terreno fértil para la acción terrorista amenazante que ahora mismo arropa en pánico a Europa y otros lugares de la tierra.
Sin el Cristianismo y sus valores, Europa va quedando a merced de la amenaza jihadista.
El miedo, la intimidación, opera mejor donde se carece de fuertes convicciones de ideas y valores, de Fe religiosa como el Cristianismo que creó los fundamentos de la Europa amenazada.