SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Como formidable instrumento de la tecnología que ha revolucionado las comunicaciones a nivel mundial, las redes sociales son un arma de doble filo: bien usadas pueden producir cambios y resultados benéficos, pero el empleo indebido es fuente de tragedias y calamidades.
En la llamada primavera árabe, fue el medio utilizado para convocar a pueblos a un gran despertar en favor de la libertad y para salir de la opresión de sangrientos dictadores, cambiando el curso de la historia hacia la vida democrática.
Durante el huracán Katrina, uno de los más destructivos y el que causó más víctimas mortales en la temporada de huracanes en el Atlántico, en 2005, el uso de las redes permitió auxiliar víctimas y salvar vidas antes de que las brigadas de la guardia nacional estadounidense llegaran a las zonas del desastre.
Pero utilizadas de forma irresponsable y perversa, las redes pueden convertirse en un trastornador medio de desinformación que distorsiona hechos, divulga mentiras, deforma situaciones y causa frustraciones y angustias irrecuperables a personas y familias completas.
Un penoso ejemplo de estos efectos es el drama por el que atraviesa en estos momentos una pareja que hasta hace poco vivía una vida tranquila en solidaria unidad familiar y que ahora está sumida en un serio trastorno emocional, por la difusión de una foto que vinculaba a su esposa de forma errónea y sin ninguna evidencia cierta, como la persona que se observaba en un video sexual.
Como esta foto fue replicada junto a memes alusivos al video y su imagen que se convirtieron en virales y el daño moral provocado a esta familia es devastador y casi irrecuperable, a pesar de las aclaraciones y desmentidos que se han hecho con datos y una certificación de la empresa donde ocurrieron los hechos.
Aun en medio de este drama, la pareja ha dado una demostración de amor y solidaridad y con todo el derecho del mundo se dispone a iniciar acciones legales contra quienes han atentado contra su honor y reputación.
La gran lección es que debemos tener cuidado extremo en el uso y repercusión en las redes, sobre todo cuando toca algo tan sagrado y delicado como la honra personal, sometiendo a gente seria a paredones morales.
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