SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El aumento de sueldo de los Senadores ha caído como un balde de agua fría a la población en general y estoy segura que al propio gobierno.
Y ni se diga de las declaraciones de la honorable representante de Dajabon en la Cámara Alta, que con lo que gana no le alcanza para comprar ni una botellita de agua.
¿Es que acaso no lo ven como una burla a los trabajadores, a ese 57 por ciento por ciento que vive de la economía informal, que se la busca como puede para ganarse el sustento diaria de familias enteras?
¿Una burla a esos policías que salen a diario a la calle, a pie, en carro público, o en guagua, a patrullar las calles con un salario paupérrimo?
¿Una burla a los empleados que viven de ese salario mínimo que en algunas empresas es de 8 o 9 mil pesos?
¿Y con qué cara se sientan a negociar en esta etapa final con los médicos, que exigen un aumento salarial, pero que se les ha dicho que no da el presupuesto para lo que piden?
Si fuese una institución recaudadora, que generara algunos recursos, el golpe sería un poco más suave.
Pero el Senado, una institución descentralizada, no produce un chele, es un presupuesto dado y que administran a discreción, con barrilito incluido.
Esos 70 mil pesos equivalen a un aumento de un 28 por ciento.
Que generosos nuestros Senadores, con el dinero del pueblo cuando sesionan dos veces a la semana y se reúnen en comisiones no semanalmente, por las que reciben un incentivo adicional, mientras que a los pobres trabajadores del país se les exige 45 horas de trabajo a la semana y más en algunos casos.
Siguiendo el mal ejemplo de los senadores, en la Cámara de Diputados está en marcha un movimiento para auto asignarse aumentos, a pesar de la oposición de la presidenta del organismo.
Yo les tengo una propuesta, continúen con su aumento, pero eso sí, de una vez por todas eliminen el barrilito y el cofrecito que a final de cuentas nos cuesta más.
Siguiendo el mal ejemplo de los senadores, en la Cámara de Diputados está en marcha un movimiento para auto asignarse aumentos, a pesar de la oposición de la presidenta del organismo.
Y para la honorable Sonia Mateo, podríamos considerar hacer un telemaratón para comprarle agua, para que nunca le falte.
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