Nos equivocamos al pensar que Hillary, candidata de la gran oligarquía industrial- financiera y sus instrumentos políticos, podía hacer lo que su marido ni Obama pudieron lograr: revertir la gran crisis económica de 2009, que tronchó el American Dream de una clase media descalabrada en su capacidad de consumo. Nos equivocamos al percatarnos de que la “locura” de Trump es reflejo fiel de la “locura americana”: impulsos viscerales de un pueblo decepcionado y sin solución ante su fracaso. ”¿Y ahora qué?” Es la pregunta que se hace la equivocada mayoría del mundo. (Una pregunta que incluye miedo, como toda incertidumbre).
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