REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Frente a los excesos en la mesa en Navidad, el arte de compensar. Disfrutar de las comidas en los días especiales, pero no dejarse llevar por la marea que alarga el placer de comer sin control más allá de los festivos. Pautas para contrarrestar la superabundancia de los menús navideños y así mantener el peso.
Laura Arranz, profesora asociada en el departamento de Nutrición de la Universidad de Barcelona, considera importante que dos o tres días después de las grandes cenas y comidas, sobre todo en el periodo entre fiestas, la alimentación se base en ensaladas, caldos y cremas ligeras de verduras, para empezar, y pescado, carne blanca o tortillas de segundo plato.
Además, la experta aconseja reducir al máximo el pan y olvidarnos de los dulces en los postres optando por frutas o yogur.
“Sobre todo hay que moderar el dulce -explica- porque un mecanismo ancestral de nuestro cerebro lo asocia a un alimento seguro y nutritivo, a la leche materna, y lo identifica como algo bueno, además de que nos guste a nivel de paladar. Y eso es un hándicap porque empezamos a comer turrón, por ejemplo, y siempre nos apetece un trocito más. Hay que seleccionar el dulce, disfrutarlo y comerlo despacio, pero escoger y ser consciente de lo que comemos”.
Siguiendo estas pautas “podemos evitar engordar, se puede llegar a final de fiesta sin haber cogido un kilo”, asegura la también consultora en nutrición orientada a la educación alimentaria para niños, familias y personas con dolor crónico.
Los errores más comunes
Si hemos abusado abusado de las bebidas alcohólicas durante las fiestas lo mejor para depurar es el agua pero también vitaminas C y del grupo B.
“Los alimentos más depurativos serán aquellos que aporten sobre todo líquido, por tanto, las frutas y las verduras serán imprescindibles, sobre todo en crudo y en zumos para favorecer la ingesta de agua”, comenta.
En el caso de que el apetito sea escaso, la nutricionista recomienda un desayuno a base de un batido reparador con leche semidesnatada o bebida de coco, aguacate, manzana y una cucharada de copos de avena.
“Es un minichute de energía porque no tiene una carga glucémica alta. La manzana y el aguacate son antioxidantes, mientras que los copos de avena aportan fibra y ayuda a que la glucosa se absorba despacio”.
Es importante también evitar lo que contribuya a deshidratar, como tomar alimentos salados, bebidas azucaradas, café y, obviamente, más alcohol.
El arte de compensar será más eficaz si los menús navideños se planifican teniendo en cuenta las calorías de los alimentos. Por ejemplo, 70 gramos de langostinos pelados aportan 30 calorías, 50 gramos de almejas 40 calorías, o 40 gramos de setas tan solo 10 calorías.
Laura Arranz es la creadora de la “Dieta Lógica”, un modelo basado en la dieta mediterránea que se adapta a las características de cada persona. Se basa en la variedad de alimentos y tiene en cuenta que beneficie a la microbiota intestinal, a la vez que recomienda productos de temporada y proximidad.
“Incluso en una comida de Navidad -indica- hay que tomar alimentos variados y procurar equilibrar el contenido calórico. La variedad nos puede ayudar a disfrutar de la comida de forma moderada y selectiva”.
Por este motivo, la especialista pone de ejemplo dos menús navideños, uno más calórico y convencional y otro basado en su método de dieta lógica para ver las diferencias.
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