Las gigantescas protestas de mujeres en las más grandes ciudades de Estados Unidos y de otras partes del mundo contra el presidente Donald Trump, demuestran el inmenso y creciente poder de las redes en las decisiones ciudadanas. Esta irrefutable realidad quedó confirmada ayer con la marcha realizada en esta capital para reclamarle acciones al gobierno contra la impunidad protectora de la corrupción. Al igual que en el primer caso, en el dominicano la convocatoria fue realizada casi en su mayor parte por las redes sociales, que cada día ocupan el espacio que han ido perdiendo de manera paulatina los medios de comunicación.
El hecho es que el poder de penetración de las diferentes modalidades que existen en las redes es mucho mayor que los medios tradicionales como periódicos y revistas e incluso que la televisión y la radio, por la sencilla razón de que cada portador de un pequeño aparato telefónico es portavoz de una información o autor de un comentario capaz de moverse por todo el mundo en tiempo real, a una velocidad mayor que la del sonido. Los ciudadanos, sin importar el lugar donde trabajen o estudien, poseen a través de las redes capacidad de influir en los acontecimientos de sus comunidades y países, sin tener que moverse de sus hogares y centros laborales. Ya ese tremendo poder había quedado de manifiesto en los movimientos a favor de la democratización, penosamente truncadas, de muchas de las teocracias del mundo árabe.
Las redes han fortalecido el ámbito de las libertades, puesto que a las dictaduras les resulta ahora más difícil controlar la opinión pública, pues no basta con encarcelar o exiliar opositores y periodistas, cerrar medios o imponer la censura, para acallar las voces disidentes. Aunque esta entrega se hizo antes de realizarse la marcha, es evidente que los mensajes de apoyo a la misma se hicieron virales, lo que evidenció desde mucho antes un masivo respaldo ciudadano.
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