Me gustaría muchísimo juntarme con Duarte (unos que me dicen que vive por aquí o por allá, pero en realidad no tiene domicilio conocido). Me gustaría invitarlo a desayunar plátano con bacalao y aguacate; emprender una buena parranda (bebe el ron a ”palo seco”, según se dice); que escuche los merengues de 4-40; que me hable de sus amores y contarle chistes colorados…(Querido Juan Pablo: si acaso respondes mi llamado, te prometo no hablar nada de la República ésta, ni de las vainas que estamos pasando. Porque, igual que nosotros, tú no tienes la culpa pues, como nosotros, no fuiste mas que un gran ilusionado.
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