De la parte final del discurso de rendición de cuentas del presidente Danilo Medina ante la Asamblea Nacional en que tocó el escándalo de sobornos de la Odebrecht se extraen algunos puntos y conclusiones que ya han comenzado a ser objeto de distintos comentarios e interpretaciones.
En vista de las expectativas que había suscitado esta alocución, especialmente en cuanto este espinoso tema y los reclamos en contra de la impunidad y la corrupción, las opiniones varían según el espectro social, económico y político.
Con sus enfáticas expresiones de que no habrá vacas sagradas en las pesquisas del Ministerio Público y de la Justicia sobre los sobornos para obtener la adjudicación de obras del Estado, caiga quien caiga, el Presidente ha comprometido su palabra ante el país, dando garantías de que no habrá obstrucción de parte del Ejecutivo.
Estas palabras son alentadoras, toda vez que el reclamo de adecentamiento de la vida pública es un sentimiento que ha tomado mucha fuerza y conciencia en la sociedad dominicana, pero Medina ha asumido un serio reto porque la ciudadanía y la opinión pública le darán seguimiento para ver si su declaración es refrendada con acciones claras y concretas.
Es de esperar que tras esa postura y el apoyo decidido a la Procuraduría para que actúe con amplitud y sin exclusiones selectivas, el Ministerio Público pueda ahondar sus pesquisas, hasta ahora limitadas a entrevistas e interrogatorios de los cuales no se han desprendido consecuencias, a diferencia de lo acontecido en otros países del hemisferio donde se han producido apresamientos y acciones penales.
Llama la atención, como se observa el video del discurso, que cuando Danilo Medina afirma que no habrá vacas sagradas mientras él sea Presidente, el procurador Jean Alan Rodríguez muestra una expresión de desconcierto y permanece sentado, a diferencia del resto del auditorio que tributó de pie un cerrado aplauso al gobernante.
Como la realización de los sobornos no está sujeta a discusión, tras la admisión de Odebrecht con aquello que, a confesión de parte, relevo de pruebas, ahora lo que falta es que se identifiquen a los sobornados y que paguen por sus acciones ilícitas, estén o no activos en el tren administrativo gubernamental y sin importar el encumbramiento que tengan en el escenario de la política partidaria.
En una parte de su alocución en que su tono lineal cambió con inflexiones para afirmar que comparte los reclamos en contra de la impunidad, y poniendo como estandarte la integridad del profesor Juan Bosch, el presidente se ha presentado como una especie de escudo contra la corrupción que podrá concretarse o desvanecerse, y todo dependerá de que cumpla sus promesas, más allá de las palabras y la retórica.
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