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“Día por día” (2)

Andy Dauhajre, polémico pero nunca bruto, recuerda ayer que no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar, a propósito de las crecientes demandas de castigo para los corruptos del caso Odebrecht.

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Andy Dauhajre, polémico pero nunca bruto, recuerda ayer que no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar, a propósito de las crecientes demandas de castigo para los corruptos del caso Odebrecht.

Saca el temible cuco de la DGII, recordándoles a las más vocingleras entidades que son parte de la sociedad civil que en 2016 dizque evadió pagar unos RD$243 mil millones de impuesto sobre la renta e ITBIS.

Andy arguye que contrario a la denostación del gobierno en la prensa y redes sociales, los inversionistas continúan valorando las bondades de nuestra creciente economía, comprando bonos e iniciando nuevos negocios aquí.

Tiene razón al elogiar las bondades del gobierno, en parte consecuencia de políticas iniciadas anteriormente cuando el propio Andy las combatía ferozmente. ¿Realmente hay peligro de afectar la estabilidad, el crecimiento y demás proezas, como resultado de exigir castigo para culpables y el fin de la impunidad?

¿Debemos escoger una u otra cosa? La real trampa dialéctica, moral y ética está en contemporizar una fatalidad superable. ¡Perdamos el miedo!

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