Es casi ley de la naturaleza, en momentos de gran crisis, parecería que Dios no esta presente al enviarnos fenómenos sísmicos como un huracán o una tormenta justamente cuando nuestro pueblo está viviendo un momento crítico, en donde las noticias solo hablan de robo y de corrupción.
Para una apasionada del arte y los colores como lo soy, no creo que sea coincidencia que el color de la protesta de un pueblo pidiendo a gritos su libertad sea precisamente el de la naturaleza y de la esperanza: verde. Está probado en la historia que en tiempos de crisis, surgen nuevos líderes y nuevas oportunidades. Las crisis, los problemas de escasez e incluso la soledad nos hacen descubrir nuevas formas de emplear los recursos que tenemos a nuestra disposición para cambiar el rumbo de nuestros proyectos hacia un futuro más prospero.
Ojalá que esta tormenta no sea muy devastadora, especialmente para aquellos que viven en los sectores más marginados, pero si lo es entonces que la tormenta sirva para crear una nueva sensibilidad en nuestro país, en donde aquellos que tienen un alto poder adquisitivo empiecen a invertir en campañas de responsabilidad social y de desarrollo social fuera de la política y los programas gubernamentales, que lamentablemente no son los que realmente llevan más continuidad que la de un gobierno.
Es tiempo de que nuestro país prospere y aprendamos no a dar dádivas, sino a compartir nuestro conocimiento para crear un aire de pureza en donde hayan incentivos para que los más necesitados no tengan miedo de tener grandes aspiraciones y de emprender en sus propios proyectos.
Recomendación de la semana: Destinar una parte de sus ingresos o de su tiempo en crear programas de desarrollo social después de la tormenta. Si necesita asesoría en como contribuir al desarrollo de su comunidad, escríbanos a domiselmani@
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