Dicen que todo se vale en el amor y en la Guerra todo se vale, pero por lo general no solo pensamos en el amor de pareja, olvidándonos del amor a nosotros mismos.
No hay nada peor que vivir en Guerra con nuestra conciencia, con nuestro pasado, con las decisiones equivocadas que hemos tomado, las cuales nos nublan de querer ver un futuro más próspero.
En nuestro país cada vez más hace falta un aire de sensibilidad social, donde aprendamos a producir para nosotros, pero para el desarrollo de todos. Solo conociéndonos y estando en paz con los errores que hemos cometido es que podremos compartir nuestro conocimiento y abrir nuestros corazones y mentes al cambio.
El amor al prójimo, a compartir y a no codiciar los bienes que no nos corresponden son los fundamentos para vivir una vida plena.
Debemos aprender a ser más felices con menos, dedicar más tiempo a compartir con personas que hayan sido honrados con nosotros, con nuestras ideas y a aprender a concebir el amor como algo universal, no solo como un término referente a una pareja.
Para amar de manera real y sin barreras debemos estar dispuestos a aceptar las diferencias nuestras con las demás y a partir de ellas explotar nuestro potencial de crecimiento. Debemos aprender a conocer un amor sin límites por la vida, por nuestros proyectos y por nuestro futuro para así marcar un cambio que trascienda por generaciones.
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