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¡Ofender héroes, es abofetear la Patria!

La sociedad dominicana se tambalea por la falta de una plataforma firme, sustentada en valores morales, cívicos, cristianos. Por ese motivo, debemos ser exigentes con la forma de actuar, con el comportamiento de sus fuentes de aprendizaje. Los medios de comunicación están dentro de ellos.

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La sociedad dominicana se tambalea por la falta de una plataforma firme, sustentada en valores morales, cívicos, cristianos. Por ese motivo, debemos ser exigentes con la forma de actuar, con el comportamiento de sus fuentes de aprendizaje. Los medios de comunicación  están dentro de ellos.

Lamentablemente, algunos comunicadores arremeten contra  parámetros ejemplares,  de donde puede salir la esencia que eleve la sociedad. Tienden a utilizar su intelecto con criterios comerciales, para hacer fortuna. Suelen retorcer informaciones, confundir, sobornar sin importarle que hundan la patria. Cada vez que hablan, el oyente suspicaz sabe que  busca, que necesita, hacia donde va.

A esos comunicadores, los temas que afectan la mayoría, a los pobres, no les interesan, solamente lo aparentan.  Defienden  ricos, poderosos activos. Los adulan con calificativos y sobrenombres glamorosos,  mientras retuercen  informaciones de personajes históricos, hasta de  Jesucristo.

Algunos se autodefinen intelectuales,   enciclopedia humana. Buscan destacarse, escalar, inspirar respeto, actuando con aire de superioridad.  En la práctica, nada pueden exhibir. Todo es teorizar y ante un mismo hecho, no hay criterios normativos, depende del objetivo.

Tenemos héroes, paradigmas,  que deben ser preservados, respetados, recordados con orgullo. Dentro de ellos, los  Padres de la Patria, Duarte, Sánchez, Mella, quienes  lucharon por la libertad, democracia, independencia, por el bienestar  de la nación, exponiendo su vida, bienes, familia, tranquilidad.  A lo largo de la historia se ha acentuado  el coraje,  visión y entrega  que los caracterizó.

En este momento,  en que se destaca la cultura de corrupción e impunidad; en que  llueven  las informaciones sobre ladrones, asesinos, sicarios,  corruptos, sobornados y  no pasa nada; en medio de ese fango, debemos     destacar las virtudes de los héroes nacionales. Urge enfatizar lo mas hermoso de su conducta, para que sirvan de modelo a  nuestros hijos, nietos, a la nueva generación. Estos titanes son algo así como la bandera nacional que al verla flotar, recuerda el camino a seguir.

Lamentablemente,  como si quisiera destruirlos y hundir la nación,  aparece  un comunicador llamado Alvarito Arvelo, bañando  de lodo a uno de los  parámetros ejemplares  que tenemos: Duarte. No me sorprende.  Es su  forma de llamar la atención, de promover su servicio.

Comunicadores como Alvarito saben,  que el más horrible asesinato en masa se efectúa disparándole al alma de la sociedad; destruyendo sus   símbolos; promoviendo irrespeto a todo lo bueno, sagrado,  correcto, al buen hablar y    peor aun, utilizando epítetos soeces contra los héroes nacionales.

Sin embargo,  los  que han tenido como negocio alabar poderosos,  tienen como estrategia promocional, recordarles a posibles clientes sus habilidades y fuerza, lanzando bombas verbales contra  valores morales, cívicos  y hasta religiosos. El  mensaje es  “atiéndeme, hago lo que me da la gana porque soy intocable”   Con profunda tristeza reconozco que es verdad  ¡la medicina que reciben, es peor que la enfermedad!

Alvarito   disparó contra  Duarte, contra el alma de la nación. Lo hizo, como si sintiera envidia por el sitial en que  lo tenemos por su trabajo valiente,  desinteresado  y honesto,  a favor de la independencia de la República; como quien desea elevarse por encima del patricio, le lanzó calificativos denigrantes, ofensivos, absolutamente irrespetuoso. Lo llamó “charlatán, cobarde, depresivo, homosexual, canalla, histérico, vacilante, irresponsable”.

Dicen que Alvarito se proyectó, que hizo catarsis sobre lo que le asquea de sí. De ser así,  debió  ser cuidadoso al  vomitar. No  hacerlo cerca del Padre de la Patria y menos, acusarlo del hecho. Eso es gravísimo.

En este momento, la sociedad necesita  las luces hermosas de nuestros héroes. Debemos buscar mecanismos para destacarlas, para neutralizar los antivalores e informaciones retorcidas que  llegan a la población. Luchemos por una  nación  despejada de  lacras sociales,  como aspiraban los Padres de la Patria; una nación que se  levante sobre base firme de  libertad, honestidad,  justicia y paz.

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