Un cordial saludo a todos mis amigos lectores.
Hay dos refranes en Colombia que dicen: “Lo que por agua viene, por agua se va” y el otro dice: “Lo mal habido se convierte en ruina”
A todos nos gusta lo fácil, ganar el dinero de una manera fácil. En mi país de origen decían: “Lo que nada nos cuesta hagámoslo fiesta”, y así es, a nosotros los seres humanos nos gusta que el rico le dé al pobre, nos gusta quitarle a otros lo que ellos han trabajado con mucho ahincó y sudor. Cosa que nosotros no hemos hecho.
Dicen que un hombre que era muy rico, comerciante en su país, iba de viaje al medio Oriente. Noto que le observaban varios hombres y teniendo miedo a ser asaltado pensó depositar si dinero en un lugar seguro. Preguntó por un de confianza en ese pueblo, que pudiera guardarle su dinero hasta que el regresara, le recomendaron a un viejo prestamista que era un hombre de confianza y muy querido en el pueblo, el prestamista acepto por el dinero que le ofreció el comerciante a cuidárselo todo. Y prosiguió su viaje.
A los dos meses estaba de nuevo de vuelta y fue a buscar su dinero. Pero que sucedió, que el prestamista hombre muy avaro y codicioso, negó que lo tuviera, y es más negó hasta conocer al comerciante. El comerciante busco amparo en la ley, más los jueces locales le creyeron más al prestamista porque gozaba de mucho respeto en la sociedad. Así que el comerciante perdida toda esperanza de recuperar lo que era suyo, prepara su triste regreso a su tierra de origen, y cuando iba por la calle, derrotado y con la cabeza agachada, vio a una mujer que quitaba piedras del camino, ¿Qué haces? Le preguntó. Estoy quitando las piedras del camino, para que ninguno se tropiece y se caiga. Pero dime, ¿te ha sucedido algo malo” El hombre le conto su caso, y la mujer le manifestó: Creo que dices verdad y voy a ayudarte. Como podrás hacerlo si la ley no pudo. Tú no te preocupes y has lo que yo te diga. Búscate a algún hombre de tu pueblo que sea de entera confianza. Buscare otro hombre que es comerciante como yo y además viene de mi país y esta hospedado en mi casa.
Muy bien mándalo a llamar, ya también manda a comprar diez cofres, píntalos de color oro y llénalos de piedra y siérralos con candados de plata, tú amigo y yo buscaremos diez personas de confianza para que carguen los cofres y nos acompañen a la casa del prestamista, Cuando estemos dentro, deberás entrar tú. Y así se hizo. La buena mujer, el amigo y diez personas entraron cargando los cofres en la casa del prestamista. Señor, dijo la buena mujer, Vengo con un rico comerciante que va al Oriente y no se atreve a llevar todo su dinero que tiene en estos diez cofres, buscamos alguien de confianza como usted que le guarde sus riqueza mientras el llega de nuevo. Y mientras hablaba la mujer, entre el comerciante engañado, y se acercó para que todos lo vieran. El prestamista avaro palideció, los dos hombres eran paisanos, y si uno le acusaba de haberse quedado con su dinero, el otro jamás le confiaría su tesoro.
Se acercó al comerciante engañado y le dijo: Amigo, temía que te hubiera pasado algo, ya que tardabas tanto en volver a reclamar tu dinero. Enseguida mis criados te traerán tu dinero.
De esta forma el comerciante recobro su dinero y el prestamista avaro se quedó custodiando diez cofres llenos de piedras. El que el oro no vivirá en justicia, y el que va tras el dinero, perecerá por conseguirlo.
Los dejo con los dos refranes Colombianos con que comencé: “Lo que por agua viene, por agua se va” y el otro dice: “Lo mal habido se convierte en ruina”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
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