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Conveniencias

Simultáneamente, existe un contubernio difícilmente rompible, entre gente que prospera al amparo del desorden y el caos, y los administradores del desorden. Parece un círculo vicioso, pero nada es eterno…”.

José Báez Guerrero
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En 2003 (cuando mi columna salía en la página 2 del Listín), ante una situación política similar a ahora, dije:

“La política está hecha un hervidero, como una paila al fogón esperando los cangrejos para sancocharlos. Antes del festín, los crustáceos están mordiéndose unos a otros, ansiosos por el calor y la proximidad de irse al cielo de los cangrejos. Y cuánto duelen esas mordidas con muelas como tenazas de acero, implacables y poderosas. Ante esta pantagruélica ebullición, la gente lleva las manos a la cabeza, preguntándose hasta cuándo soportaremos que tres o cuatro grupos de individuos rapaces y audaces posean la exclusividad en la competencia por regir los destinos nacionales. Un mercadólogo diría que hay un vasto grupo de consumidores insatisfechos, quienes quisieran ser gobernados por individuos tan capacitados como quienes dirigen grandes empresas exitosas del país, orgullosas por la calidad mundial de sus productos, servicios y procesos. Simultáneamente, existe un contubernio difícilmente rompible, entre gente que prospera al amparo del desorden y el caos, y los administradores del desorden. Parece un círculo vicioso, pero nada es eterno…”.

¡Tempus fugit!

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