Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Cuando era yo niño me metía en la cama la noche de las víspera de Reyes bien temprano, y esperaba toda la noche entre dormido y despierto a que vinieran los Reyes Magos. Mis Padres Claro que si podían traerme todo lo que yo les pedía pues estaban en buena posición, aunque tengo que decirles la verdad, no era mucho lo que yo pedía.
La noche de víspera de Reyes Magos un chico de nombre Roberto de seis años que vive con su mamá, una pobre costurera, que vive en un diminuto apartamento en una pequeña ciudad. La noche del 5 de Enero. Roberto esperaba ansioso en su cama esperando la venida de los Reyes Magos. Según es costumbre en su país, colocado en la chimenea un calcetín de lana, esperando a la mañana siguiente encontrarlo lleno de regalos.
Pero su mamá sabe que Roberto no tendrá regalos por la falta de dinero. Para evitar su desilusión, le dice que hay bienes visibles que se compran con pesos, y otros que ni se compran ni se venden ni se ven, pero que lo hacen a uno muy feliz, como el amor que tu madre siente por ti.
Al día siguiente Roberto se despierta, corre a la chinea y ve su calcetín vacio. Lo recoge y con mucha alegría se lo muestra a su mamá: Y le dice: Está lleno de bienes invisibles, le dice, y se le ve feliz. Por la tarde va Roberto, al salón de la Parroquia donde se reúnen los niños cada cual va mostrando su regalo. ¿Y a ti Roberto que te han traído Los Reyes Magos? Le preguntan.
Roberto muestra si calcetín vacio y dice: A mí me han traído bienes invisibles, contesta. Los niños se burlan de el, entre ellos Manuel, un niño consentido quien tiene el mejor regalo, pero no es feliz. Por envidia, los otros niños se burla de el porqué su precioso carro no tiene marcha atrás. Manuel, enfurecido, destruye su valioso juguete.
El padre de Manuel se pone muy quillao y se pregunta cómo podría complacer a su hijo. En eso ve a Roberto, sentado feliz con su calcetín vacío. Él le pregunta: ¿Qué te han traído Los Reyes Magos?
A mí, bienes invisibles contesta Roberto ante la sorpresa del padre de Manuel, le explica que no se ven, ni se compran ni se venden, como el amor de una madre. El padre de Manuel comprendió. Los muchos regalos visibles y caros no habían logrado la felicidad de su hijo. Roberto había descubierto gracias a su madre el camino hacia la felicidad.
En mí país natal hay un refrán que dice: “Mas vele pan con amor, que perdices con dolor”.
Los dejo con esta lectura tomada de Las Cartas de San Pablo a los Hebreos, Capitulo 11, Versículo 1, que dice: “Es la fe anticipo de lo que se espera, prueba de realidades que no se ven”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email