Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Llegó a mis manos algo que quiero compartir con ustedes. Y espero que tanto les ayude a ustedes como me ayudo a mí.
Dios nos dice:
No me digas Padre, si día a día no te comportas como un hijo.
No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo.
No me digas que estás en el Cielo, si sólo piensas en las cosas terrenas.
No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras.
No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material.
No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa.
No digas danos hoy nuestro pan de cada día, si teniéndolo tú, no te preocupas por la gente sin vivienda, sin comida y sin medios para vivir.
No digas perdona nuestras ofensas, si guardas rencor a tu hermano.
No digas no nos dejes caer en la tentación, si tienes la tentación de seguir pecando.
No digas líbranos del mal, si no tomas parte activa contra el mal.
No digas amén, si no has tomado en serio las palabras del Padre Nuestro.
Termino con este pedazo del Evangelio de San Mateo, Capítulo 6, Versículo 14 y 15 que dice: Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para ustedes.
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