El cambio de empaque es un recurso mercadológico que muchas veces ayuda a dar nuevos aires a productos cansados. En el caso de la prensa, la forma a veces es lo menos importante. Trátese de impresos en formato estándar o tabloide, revistas o medios digitales, televisión o radio, a mí me parece que lo que “vende” es la adecuada mezcla de credibilidad, espectacularidad y penetración.
Es claro que el morbo genera lectoría o audiencia, pero ¿realmente impacta las decisiones de los consumidores? ¿Afecta realmente a cualquier reputación bien fundada caer en boca de chantajistas radiofónicos o programas televisivos de variedades que pretenden ser periodísticos? La plataforma debe penetrar: adecuada distribución de impresos, potencia en transmisión radial o televisiva, soporte tecnológico suficiente y robusto para medios digitales. El espectáculo debe entretener.
Pero la credibilidad es lo que más importa. Es penoso que actualmente ciertos editoriales sirvan más para identificar la clientela que orientar sana e inteligentemente. Igual con muchas coberturas. Las democracias flaquean cuando flagrantes corrupciones infectan la prensa.