REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Ebba Åkerlund era una niña de 11 años que falleció en un atentado yihadista en 2017 y que Brenton Tarrant, el atacante de la masacre en Nueva Zelanda, afirmó, en un manifiesto, que quería vengar su muerte.
Ebba Åkerlund, de 11 años, murió el 7 de abril de 2017, atropellada por un camión lanzado a toda velocidad en una calle de Estocolmo por Rakhmat Akilov, un uzbeko cuya solicitud de asilo había sido rechazada.
Según el medio The Unz Review, Ebba Åkerlund se encontraba de regreso a su casa cuando desapareció en el lugar de este atentado. Sus familiares lanzaron una intensa búsqueda en redes sociales tras conocer el trágico hecho.
Sin embargo, la policía le confirmó un día después que su hija era una de las víctimas del ataque. Mediante un comunicado agradecieron las muestras de apoyo de los ciudadanos suecos.
Brenton Tarrant, quien fue detenido tras el ataque este viernes contra dos mezquitas en Christchurch, publicó previamente un manifiesto racista en Twitter en el que escribió que actuaba «para vengar a Ebba Åkerlund».
Asimismo, Tarrant había escrito el nombre de la niña en una de las armas que sirvieron para cometer este ataque
Cabe destacar que la madre de Ebba Åkerlund, condenó el ataque.
«va contra todo lo que defendía Ebba», «Ella repartía bondad y amor en su entorno, no odio», declaró Jeannette Åkerlund en la televisión pública SVT.
Fuenet: El Comercio
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