Certeros los comentarios, acertadas las observaciones y valiosas las propuestas que matizaron el discurso del presidente del Consejo Nacional de Hombres de Empresa, Pedro Brache, al comparecer como orador invitado en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio.
El destacado empresario, que agota su segundo período al frente del organismo cúpula del empresariado dominicano, hizo hincapié en los retos que plantea la llamada IV Revolución Industrial, sobre los que ya semanas atrás había llamado la atención el entonces presidente de la Asociación de Industrias, Campos de Moya. Dentro de ese nuevo y desafiante marco, Brache advirtió sobre las limitaciones de la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Elaborada e impulsada bajo la gestión del hoy ex Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo Temístocles Montás y llevada por este a consenso a los distintos sectores políticos y productivos, fue fruto de un laborioso y dedicado trabajo que tal como reconoció el orador resultó una útil herramienta para fijar prioridades y elaborar estrategias a mediano y largo plazo.
Sin embargo, tal hizo notar a su vez el líder empresarial, los impresionantes cambios tecnológicos que registra el mundo globalizado e interdependiente actual de que formamos parte, tornan la realidad mas cambiante en forma cada vez más acelerada, obligando a continua revisión y reajuste a esa realidad de los planes estratégicos, sobre todo cuando su diseño responde a una proyección de largo alcance en el tiempo.
Hoy los retos son mayores y más complejos, e imponen con mayor apremio la necesidad de suscribir una gran alianza de voluntades y esfuerzos que abarquen tanto el sector público como el privado en su más amplia acepción para hacer el uso mas efectivo de los sofisticados medios que la tecnología pone a nuestro alcance. Quedarse rezagados en su utilización, o no hacer empleo eficiente de las mismas es situarnos al margen y cada vez mas distanciados del progreso, irremisiblemente sumidos en atraso y pobreza crecientes.
Dentro de la indispensable e impostergable alianza que propone, Brache citó el papel de la academia de manera específica. A ella le corresponderá la exigente tarea de aportar los recursos humanos dotados de la capacidad requerida para poder enfrentar de manera eficiente los retos presentes y futuros. Hoy disponemos de avanzadas herramientas tecnológicas impensables veinte atrás. Mañana serán sustituidas por otras mas avanzadas en un proceso indetenible de cambios continuos para manejar los cuales debemos estar debidamente preparados.
Fue su discurso en definitiva un análisis objetivo del presente con una visión realista del futuro, y de la necesidad de fijar claramente las metas hacia las cuales encaminar nuestros esfuerzos con sentido de nación. Para ello será preciso suscribir un gran pacto nacional, una firme alianza colectiva y una agenda de común compromiso que trascienda todo interés particular, donde todos salgamos gananciosos en la medida en que logremos que lo haga el país.
Ahora solo queda convertir sus propuestas en hechos prontos y concretos.
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