El presidente de la Junta Central Electoral, doctor Julio César Castaños Guzmán, acaba de declarar que las elecciones del próximo año se realizarían utilizando el sistema automatizado empleado en las recientes Primarias del PRM y el PLD, solo en caso de contar con el consenso de los partidos políticos. En caso contrario, se volvería al antiguo sistema tradicional del conteo manual.
Pero bajo una óptica al margen de pasiones e interpretaciones subjetivas, cabe plantearse si realmente existe alguna razón comprobada y confirmada que permita arrojar dudas sobre la confiabilidad del sistema. ¿Hay alguna prueba real que lo sustente al punto de desistir de su empleo? ¿No funcionó acaso con un muy elevado nivel de eficiencia en las pasadas Primarias cuyos resultados luego se comprobaron en total coincidencia con los del conteo manual?
Si algunos electores mostraron desconcierto o dificultad para emitir su voto, fueron escasos y casos prontamente resueltos a través de la asistencia que recibieron y que les permitió elegir a los candidatos de su preferencia sin mayor dificultad. Una situación que cada vez resultará menos frecuente en la medida en que los electores le cojan el piso al novedoso sistema.
Por otra parte, ¿fue la implementación del sistema automatizado una medida improvisada o impuesta a capricho por la Junta? ¿Acaso no se contó previamente con el consenso de los distintos partidos, después de haber asistido a las pruebas a que fueron sometidos los equipos?
Está pendiente de llevarse a cabo la auditoría forense del sistema y los equipos a cargo de una firma internacional de reconocido prestigio. La misma será escogida a través de un proceso de licitación, donde no solo se tomará en cuenta para elegir ganador la que ofrezca un precio más módico, sino la que presente mayores y mejores calificaciones en esta clase de trabajo. Es de suponer que se dispondrá de tiempo suficiente de aquí a mayo, cuando se celebrarán las elecciones municipales, para hacer el trabajo y rendir un informe concluyente.
Lo sensato por consiguiente es esperar a ese momento para exponer cualquier duda u objeción al empleo del sistema automatizado, si como resultado de esa auditoría se detectan errores, fisuras de seguridad o surja cualquier otro elemento que pongan bajo cuestionamiento su empleo seguro.
Lo contrario es arrojar dudas anticipadas e injustificadas sin ninguna razón sobre el sistema del voto automatizado, la transparencia de las elecciones y la confiabilidad de la Junta Central Electoral y los magistrados que la componen, todos profesionales calificados, con una larga trayectoria de servicio público y privado, que han demostrado estar empeñados en organizar unos procesos comiciales ejemplares, ampliamente participativos y de resultados transparentes que contribuyan a fortalecer nuestra institucionalidad democrática, lo que en definitiva debe convertirse en interés y compromiso de todos.
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