Una reciente información publicada en el Listín Diario bajo la firma del periodista Ruddy González deja en evidencia el gran desequilibrio que existe en la generación del sistema eléctrico nacional, dado que el mayor número de plantas proveedoras de energía se hayan ubicadas en la región sur.
Esta gran concentración de centrales eléctricas representa un alto grado de desproporcionalidad y dependencia energética para el resto del país, y de manera específica para la más productiva región norte, donde apenas se hallan instaladas 4 de las 24 plantas que comprende el parque de generación térmica del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI).
Tal como consigna el aludido reportaje para el pasado año 2018 la oferta energética de esas 4 plantas para la región, que apenas producen el 8 por ciento de la generación total del sistema fue de tan solo 2,469 gigavatios/hora frente a una demanda de 4,230 gigavatios/hora, una diferencia que debió ser suplida a través de las redes de transmisión, elevando las pérdidas técnicas derivadas de su uso con el consiguiente perjuicio económico para la CDEEE. No hay motivos para suponer que en el presente año ese desproporción se haya reducido.
En un orden más preocupante vale advertir sobre el riesgo de que la elevada concentración de plantas generadoras en el sur pudiera hacer colapsar todo o gran parte del sistema en el resto del país en caso de una inesperada eventualidad catastrófica.
Es una posibilidad real tomando en cuenta que estamos colocados en la ruta de las tormentas tropicales que en ocasiones han provocado considerable pérdida de vidas y daños materiales, así como el riesgo latente de la extensa falla sísmica que atraviesa nuestro subsuelo y con frecuencia nos envía inquietantes avisos.
Cercano en tiempo y distancia lo ocurrido en Puerto Rico por el paso sucesivo de los devastadores huracanes Irma y María. Aunque la mayor parte de sus centrales eléctricas concentradas en el sur no sufrieron daños, en cambio provocaron el colapso de las redes de transmisión dando lugar a un prolongado y masivo apagón general que afectó las labores de rescate, paralizó todas las actividades y aumentó el sufrimiento y angustia de la población.
A su actual demanda energética, la región norte suma los requerimientos de su pujante desarrollo económico. Santiago se aboca a ejecutar su próximo y ambicioso plan decenal que comprende cincuenta proyectos prioritarios con una inversión de 70 mil millones de pesos; el turismo en Puerto Plata continúa en franco proceso de auge; otros polos turísticos entran en fase de despegue en varias provincias y se concretan planes para la ampliación y modernización del puerto de Manzanillo; la agricultura y la ganadería, la industria y el comercio en continua expansión y el crecimiento poblacional van a requerir de una base de suministro energético sólida, confiable, estable y menos dependiente. De ahí la cada vez más apremiante necesidad de disponer de nuevas fuentes de generación establecidas en la propia región.
El tema ha sido aireado en varias ocasiones por EDENORTE, la empresa que tiene a su cargo la distribución regional de la electricidad. Ha sido también enfocado por el vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Rubén Jiménez Bichara, quien al intervenir en la Conferencia Anual de Energía del Caribe señaló la necesidad de licitar contratos a largo plazo para suplir 500 a 600 megavatios a base de gas natural a fin de satisfacer el crecimiento estimado de la demanda.
Signataria de los convenios internacionales para la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, República Dominicana está obligada a impulsar proyectos de generación de energía limpia. En el país ya están operando algunos sistemas de energía eólica y solar así como a gas natural. Pero los requerimientos y posibilidades de satisfacerlos son mucho más amplias quedando un largo trecho por recorrer.
Para dar cumplimiento a los protocolos asumidos por el país, el Consejo Nacional de Energía, después de un previo y exigente proceso de evaluación, ha otorgado hasta el presente concesiones definitivas para el desarrollo de proyectos de generación en la región norte a base de energías renovables por 403 megavatios, 88 de energía eólica y 315 solar.
Sin embargo, dado que ambos sistemas no son de suministro constante sino intermitente, requieren contar con el respaldo de proyectos térmicos de avanzada generación a base de gas natural. Este es una fuente de energía igualmente limpia y económica, disponible en todo momento y en capacidad de brindar estabilidad al Sistema de Electricidad Nacional Interconectado.
En la medida en que se continúe modernizando y ampliando la matriz del sistema eléctrico nacional mediante la instalación de centrales de energías renovables y a gas natural el país podrá disponer de un suministro eficiente y estable tanto para el consumo doméstico como de las actividades productivas a más bajo costo y sin ocasionar daño al medio ambiente. Y en el caso específico de la región norte brindar un soporte energético más confiable al desarrollo de todo su caudal riqueza.
De esperar que el tema sea asumido con la importancia, la diligencia y el sentido de prioridad que amerita.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email