Al presentar esta semana los datos del comportamiento ecónomo de la República Dominicana durante el año 2019, Héctor Valdez Albizu, gobernador del Banco Central, ofreció una noticia que para muchos no lo es porque ha sido un comportamiento sostenible de la economía criolla y una de las principales prendas de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana: RD cerró el año con un crecimiento de 5,1%.
Entre 1993 y 2018 el crecimiento promedio ha sido de 5,3, incrementado en las administraciones del presidente Danilo Medina, a 6,3% con baja inflación y niveles significativos de reducción de la pobreza y la desigualdad.
No es malo que en la mentalidad de los dominicanos se haya hecho costumbre el crecimiento económico, pero es bueno que se tenga conciencia de que no es un producto silvestre y que no debemos consentirnos el chance de poner en juego ese beneficio para después lamentarlo terriblemente.
La dinámica y la expansión de la economía se percibe en todos los quehaceres, aunque así mismo se vean aún falta de oportunidades para los jóvenes que alcanzan la edad productiva y se observe miseria a lo largo de toda la geografía nacional, porque la República Dominicana además de enfrentar las precariedades de sus nacionales, carga parte del peso de la pobreza del país vecino, cuyos pacientes consumen un alto porcentaje del presupuesto sanitario.
Hay quiénes se preguntan de qué sirve el crecimiento para las personas que viven en los quintiles más empobrecidos, y hay que decirles que para que millares tegan un carnet del régimen subsidiado de la seguridad social que ofrece iguales y mejores coberturas que los que tienen régimen contributivo, tiene que haber un nivel de ingresos en las finanzas públicas que lo pueda soportar, al igual que para proporcionar estancias infantiles y cobertura escolar en tanda extendida, con desayuno, almuerzo y merienda.
Estabilidad mocroeconómica es la oportunidad de abastecerse de todos los bienes y artículos de consumo cotidiano sin que anden sufriendo drásticas subidas de precios o escaseando y disponer del crédito suficiente en las entidades financieras para la adquisición de inmuebles, vehículos, electrodomésticos e inversiones.
El crecimiento económico continúo y la estabilidad no se logran con ofertas demagógicas, sino trabajando de manera sostenida para crear bienestar, generando confianza y seguridad jurídica.
México es un espejo de que no todo lo que suena popular y simpático lleva a buenos resultados. Eligió un político que dijo que no venía a propiciar crecimiento económico sino a crear bienestar y en los años que lleva Andrés Manuel López Obrador lo que ha hecho es multiplicar todas las carencias que encontró, logrando 0.0% de crecimiento .
El promedio de crecimiento de la región fue de 0.1% en el mismo contexto en que República Dominicana encabeza con 5,1%, seguida de Panamá 3.5 y Guatemala 3.3, mientras países como Nicaragua, Argentina y Ecuador, experimentaron crecimiento negativo. No se incluyen países como Venezuela y Haití, hundidos en los más altos niveles de inflación, pobreza y desabastecimiento.
Lo que ha ocurrido con la República Dominicana tiene mayor mérito porque ha logrado mantener el liderazgo económico de la región a pesar de que el año pasado su industria turística, uno de los principales puntales de la economía, experimentó un descenso en sus ingresos de 1.2% producto de una campaña internacional negativa.
Gobernar con buena gerencia, sentido de justicia y responsabilidad, es esencial para conservar y ampliar las metas de crecimiento.
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