La tasa de aprobación como alcalde, de 78% a 94% según distintas encuestas, y la carta de ciudadanos, empresarios, deportistas, activistas culturales, artistas, juntas de vecinos, federaciones y asociaciones municipales, despidiéndose de David Collado, demuestran que concluyó diferenciado radicalmente de los demás síndicos del último medio siglo.
Su operativo de limpieza final contrasta con la tradición de dejar la ciudad hecha un desastre. Esa gestión, reconocida por el PNUD que la usó como modelo de transparencia y honestidad, obliga a preguntarse por qué Abinader sigue ninguneando a David, al no encargarlo de la comisión municipal del PRM, cuyos alcaldes, excepto Carolina Mejía, arrancaron malamente con pie y mano izquierdos. Hasta en eso se distingue David, al decir: “no hay ningún problema entre Luis y yo, no ha habido ninguna discusión ni nada fuera de lo normal”.
Increíblemente, ante los incidentes en Puerto Plata, Cotuí, Santo Domingo Este y otros municipios, el PRM sale a defender y justificar esas vagabunderías con un entusiasmo que Luis nunca mostró por David. La historia dirá…
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