SANTO DOMINGO.– El terremoto que devastó Haití en 2010 dejó profundas cicatrices, tanto físicas como emocionales, en los sobrevivientes. Una joven que vivió en carne propia la tragedia compartió su dolorosa experiencia, marcada por el sufrimiento y la lucha por superar lo ocurrido, aunque confiesa que es algo que jamás podrá olvidar ni quiere volver a recordar.
Tras quedar atrapada bajo los escombros durante el terremoto, la joven sufrió la amputación de su pierna derecha. Aunque logró ser rescatada y trasladada para recibir atención médica, el impacto emocional de aquella experiencia sigue siendo insoportable.
«Es súper difícil. Volver a vivir esos momentos, recordar esos tiempos, es algo que no quiero hacer jamás. Nadie puede entender lo que significa pasar por algo así si no lo ha vivido,» expresó con voz quebrada.
A pesar de haber recibido ayuda y de intentar rehacer su vida, la joven admite que no puede borrar de su mente las imágenes de aquel día. «Eso no se olvida. Jamás. Tratar de manejar la situación es muy distinto. Trato de vivir la vida, pero eso se queda, no puedo superarlo.»
Hablar sobre lo que ocurrió es una barrera insuperable para ella. Durante la conversación, evitó detalles sobre lo que la llevó a perder su pierna o las circunstancias de su rescate.
«No quiero hablar sobre eso. Es demasiado difícil. Simplemente no quiero volver a vivir eso en mi mente,» afirmó, dejando claro que el simple recuerdo es demasiado doloroso.
Incluso preguntas simples, como su edad en el momento del desastre o la pérdida de sus seres queridos, fueron evitadas. «No quiero, no puedo. Lamento mucho no poder ayudar, pero no quiero revivirlo,» dijo entre pausas llenas de emoción.
Aunque reconoce que debe agradecer por haber sobrevivido y haber recibido atención, la joven reflexiona sobre el impacto que pudo haber tenido si no hubiese sido rescatada.
«No sé qué habría sido de mí si no me hubieran traído. Pero ni siquiera eso cambia lo que siento. El terremoto dejó una marca que no se borra,» comentó.
Han pasado años desde el terremoto, y aunque la joven ha intentado reconstruir su vida, la sombra del desastre permanece con ella. Su testimonio refleja la dificultad de enfrentar un trauma tan profundo y la imposibilidad de dejar atrás lo vivido.
«La gente olvida, pero para quienes lo vivimos, eso no es posible. Es algo que se queda contigo, que nunca te abandona,» explicó, dejando un mensaje sobre la magnitud de las secuelas que estas tragedias dejan en quienes las sobreviven.