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16 Abril 2024

¡A movilizarnos el 22!

Tampoco la ONU de hoy -además de lo objetable que es propiciar su injerencia y resignar soberanía y capacidad nacional- puede ser confiable para enfrentar una situación que implica la putrefacción de la institucionalidad y el poder establecido.

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La IZQUIERDA REVOLUCIONARIA-IR y los movimientos sociales que confluyen en ella, no compartimos la idea de que al Presidente Danilo Medina se le conceda poder y se le atribuya una “legitimidad” que no ni tiene para designar una “Comisión de fiscales independientes” con “acompañamiento” de la ONU y  con calidad para abordar idóneamente todo lo relativo a la corruptela de ODEBRECHT o de otros  delitos mayores, en el marco de este Estado corrompido y corruptor.

La prioridad es movilizar el país y por eso felicitamos al pueblo por la primera Gran Marcha Verde, entendemos crucial la  JORNADA VERDE de movilización nacional convocada para el 22 de Febrero y saludamos la iniciativa de los/as santiagueros de organizar otra GRAN MARCHA regional en el Cibao Central, como también el propósito de los/as francomacorisanos-/as de contribuir a movilizar todo el Nordeste.

La reciente reelección del Presidente Medina y la elección y reelección de numerosos dirigentes políticos pro-oficialistas han estado embarradas del dinero sucio de los sobornos y sobrevaluaciones de los contratos de ODEBRECHT, estimadas en más de 2000 millones de dólares, por lo que resalta la ilegitimidad de las instituciones.

Danilo Medina -como los dos presidentes anteriores (Hipólito y Leonel)- ha sido y  es parte fundamental en la aprobación y ejecución de esas estafas de ODEBRECHT y de otras parecidas; mientras en la actualidad es el gran manipulador de todo el sistema estatal de corrupción e impunidad vigente; por lo que las medidas  adoptadas hasta la fecha, o las que puedan puedan adoptar él y sus funcionarios, no son merecedoras de credibilidad o confianza alguna. Son más bien maniobras, simulaciones, farsas para prolongar la impunidad y la ilegitimidad del régimen y sus cabecillas.

Tampoco la ONU de hoy -además de lo objetable que es propiciar su injerencia y resignar soberanía y capacidad nacional- puede ser confiable para enfrentar una situación que implica la putrefacción de la institucionalidad y el poder establecido.

Tal realidad nos obliga a potenciar mucho más los niveles de movilización hasta que  multitudes, ejerciendo la DEMOCRACIA DE CALLE, puedan imponer soluciones que rebasen esta institucionalidad, que inhabiliten este régimen, que en perspectivas contemplen mecanismos alternativos provisionales legitimados, así como una Constituyente Popular y Soberana que refunde las instituciones y el sistema jurídico político y siente las bases de una nueva plataforma democrática-transformadora.

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