De él podrá decirse lo que sea. Pero desde que Danilo lo puso ahí (¡qué gancho!), este abogado no penalista, no criminalista, no sudador de toga, no lucidor de birrete, ha dado mil brincos para salir como sea a camino: 35 interrogatorios disimulados, de 5 horas promedio, a otros tantos cocotuses (175 horas a lo Luis Fonsi: pasito a pasito); ochenta visitas al Palacio Nacional (día, noche o madrugada); dos millones de llamadas para y desde afuera; viajes de improviso, insomnios, aprietos, sudores, papeles y más papeles…Sí: Jean Alain ha trabajado ahí como muy pocos antes, sin aspavientos y con una paciencia nada tropical.
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