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A todos los sedientos

Los habitantes del gran Santo Domingo se estremecieron por  la amenaza de una prolongada escasez de agua al producirse  la rotura de una tubería  de 67 pulgadas, que afectó al 70 por ciento de la capital, disminuyendo sensiblemente el suministro de agua potable proveniente de la presa de Valdesia que surte a miles de hogares.

El director de la Corporación del Acueducto de Santo Domingo (CAASD) Freddy Pérez prometió que el problema se solucionará el lunes próximo, porque la pieza que se necesita, para corregir la avería, tiene que ser fabricada. El agua es vital para la higiene y la preservación de la salud.

Ante ese problema los moradores del Distrito Nacional y los municipios Santo Domingo Oeste y Norte, se sintieron preocupados porque la falta de agua crea muchos inconvenientes y conspira contra su salud, en vista de que el agua es vital  y es la que realmente sacia la sed física del ser humano, pero no la espiritual.

Hablar acerca de la sed, que es una necesidad, que urge satisfacer, por lo que recordamos aquella propaganda televisiva y radial que se refería a la urgencia de economizar el preciado líquido y proclamaba que “el agua es vida”.

En cuanto al agua, desde los remotos comienzos de la historia, el hombre siempre ha querido saciar “su sed”, buscando en lo superficial, lo mundano, lo carnal, alejándose más y más de Dios.  Es entonces que el hombre no logra ser pleno, no logra ser plenamente feliz, muchos tratan de distraerse, de tratar de pasarla bien.  Padres acorralados, porque sus hijos se descarrilan hacia los vicios, la delincuencia, etc. Y ya no saben que hacer, probaron de todo.

Pero, la juventud de hoy volcada a la droga o al alcoholismo compulsivo, bombardeados por la pornografía, la promiscuidad, ¿porque?, porque “hay una necesidad interior que clama dame de beber”, y el mundo les ofrece un agua que tendrás que seguir bebiendo, porque jamás podrá saciar su sed interior.

Los niños quemando etapas no viviendo como deberían, sin contención, sin amor, en muchos lugares criándose solos y después que….. todo es un círculo que cada día empeora. Todo porque el hombre decidió hacer su vida lejos de Dios, buscando los deleites y los placeres antes que al Creador. Pero el Señor hoy, en este día, tiene una palabra para nosotros, Dios sigue hablando.

“En el último y gran día  de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed venga a mi beba. El que cree en mí,  como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”, (Juan 7:37-38).

Existe una sed en el ser humano, que nada tiene que ver con la sed natural, sino con una sed interior.  El hombre tiene un vacío interior y la sed de llenar ese vacío hace infeliz al ser humano que prueba con cuanta cosa se le cruce por el camino.

Jesús nos ofrece su agua, un agua que saciará nuestra sed, de eso podemos estar seguros.  Solo Jesús y nadie más puede saciar nuestra sed interior.  El hecho de ir a El, demanda de nosotros una acción, un paso de fe, una señal de nuestra parte de aceptar el ofrecimiento de Jesús. La palabra de Dios da testimonio veraz del amor, misericordia y poder de Jesús como nuestro salvador, Y por el hecho de creer en El.

 

Jesús apunta al interior de la persona no al exterior, no a las apariencias,

no a una paz aparente, sino genuina, verdadera, y habla del fluir del Espíritu Santo, de su obra, no agua estancada sino agua que corre.

Moisés golpeó la roca,  de la cual salieron aguas que saciaron al pueblo hebreo, sediento en el desierto.  Cristo es la Roca y allí en la cruz entregó su vida, y esa Roca golpeada hizo fluir desde ese entonces hasta el día de su venida un torrente poderoso de Espíritu Santo para todos aquellos que se acerquen a beber de sus aguas.

Haz probado de todo: con vicios, con brujerías, con hechiceros, adivinos, te tiraron las cartas, ocultismo, y nada, absolutamente nada de eso pudo darte un paz verdadera, nada de lo que probaste pudo saciar tu sed interior. Es que en el rompecabezas de la vida esta todo muy lindo, hasta que nos damos cuenta que nos falta la pieza fundamental, entonces el rompecabezas que es nuestra vida, queda incompleta.  Pero en esta hora la pieza fundamental de la vida que es Jesús esta aquí, El es la pieza que le falta a tu vida.

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