En estos momentos se registran dos acontecimientos importantes que, es el término de este año y las próximas elecciones presidenciales del nuevo año 2016, por lo que debemos reflexionar en estos dos hechos que ocupan diariamente nuestra mente, por lo que esperamos ver un futuro mejor para nuestra nación.
Actualmente, contamos con un remanente de cristianos evangélicos con una visión divina, dirigida a contar con un gobierno democrático que crea realmente en el poder de Dios para que podamos disfrutar de un mejor futuro para nuestra nación.
Debemos entender que no es lo mismo la visión de un político cristiano, que la visión de un cristiano político. La visión del primero está dirigida a aplicar una economía sin alma, sin amor, sin misericordia, justicia, piedad y sin vida. Empero, la visión del segundo, es tener amor, misericordia, justicia, piedad y verdad, lo que conjuga la fidelidad y el gozo de la paz de Dios, como amo, dueño y señor y padre de nuestras vidas en toda la República Dominicana.
Contamos con el privilegio de que todavía no hemos perdido la fe de que el sistema político de nuestro querido país, no constituya una visión egocéntrica de un partido, solo para alcanzar la presidencia, sino que haya un verdadero sistema político unipartidista, nacionalista, que piense en los intereses humanos de nuestra nación y de nuestros conciudadanos. Aún podemos lograrlo, si tenemos fe, esperanza, amor, inteligencia y pasión por un verdadero desarrollo global en la política económica, logros que nos augurará un futuro mejor en la mano de Dios.
Todos sabemos, que hasta hoy, todos los sistemas políticos y económicos que se han desarrollado en el país, aún no han podido clamar, Dios, Patria y Libertad, por el hecho de que han estado caminando a espaldas de Dios, olvidando el plan de gracia, del que habla la santa palabra La Biblia, para que una nación pueda progresar espiritual y económicamente.
Pero para el que tiene fe, nada es imposible, porque por este fruto del Espíritu, si se puede cambiar esta tempestad y nuestro futuro, haciendo un alto en el camino y tomando en cuenta las estrategias bíblicas para establecer un verdadero plan de gobierno nacional.
Si caminamos con Dios, terminaremos el 2015 alzando juntos nuestra voz y bandera y proclamemos: “¡No más sin Dios!”, porque nuestro Padre celestial quiere restaurarnos, salvarnos y que nos levantemos para a seguir hablando de él, mediante la predicación de su Palabra y testificando nuestra fe en Cristo, exhibiendo una vida transformada por su maravilloso poder.
Bendiciones para mis amigos lectores.
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