Ante un problema drástico hace falta una respuesta acorde, ante la vergüenza de que seamos el país número uno en muertes por accidentes de tránsito por cada 100 mil habitantes, se deben tomar medidas radicales como multas y penas de cárcel más fuertes; también medidas preventivas como la iluminación de carreteras, arreglo y señalización de todas las vías.
Los accidentes de tránsito es la epidemia que nunca hemos curado y siempre ha permanecido, porque es endémica a la mala educación y a la cultura del tigueraje de los dominicanos.
Es necesario apoyar todas las iniciativas que se hagan con miras a disminuir este mal, también es deber de cada uno de nosotros aportar con buena fé al menos un grano de arena, para que la calle deje de ser una selva de cemento.