Pudimos palpar una muestra trágica del proceso de desescolarización de la sociedad dominicana; con un video pornográfico, que implicaba una joven en un acto de felación, en el aula de un Colegio. Un hecho que es el resultado de una escuela en la que: Gana la fama del alumno y sale derrotada la autoridad. Donde triunfan los derechos del alumno a expensas de las obligaciones y los deberes, y donde se glorifica la autoestima y la irresponsabilidad en desmedro de la libertad.
Dicen las Autoridades de Educación, y las del propio Colegio en cuestión, que el programa que se imparte, está basado en profundos valores éticos. Sin embargo, los resultados indeseables que están provocando con el mismo son elocuentes. Pues la didáctica, la pedagogía y la función educativa están centradas en un sujeto que, cada vez más, sus deseos se fortalecen, y son promovidos como facultad. Con lo cual la enseñanza crea esta moral de diversión.
Promueve el Sistema de enseñanza, tanto el público como el privado, el disfrute y el placer del niño como el mayor logro a alcanzar. Lo podemos ver en la tanda extendida, exhibida como una excelencia desde lo que come y bebe el alumno, nunca desde la virtud escolar: Importa poco la instrucción, el entrenamiento, la aplicación en la vida de lo aprendido y el carácter o la personalidad del alumno.
Riñen en la función educativa dos neurosis la del Poder Político y Social y la de los Padres o Tutores. Por un lado, el Estado, que sumiso al poder crea normas y estatutos legales, que pretenden despojar a los padres de la potestad de educar a sus hijos y, la de los padres, quienes buscan a través de sus hijos lo que se le ha hecho difícil alcanzar en su propia vida.
Sirven estos prejuicios y dogmatismos para favorecer estos comportamientos anti sociales de hoy, donde niños y adolescentes están concentrados en sí mismos. Es que los deberes y obligaciones han sido suplantados en la escuela, en el hogar, en la iglesia y en todas las instituciones socializadoras, por la seducción. El bienestar se ha convertido en el Dios del niño y del adolescente; pero la publicidad es el Profeta del culto a la buena vida, al cuerpo, el sexo y a todos los placeres. Es que la plenitud de la vida se valora por el consumo y la fama.
Queda claro que estas acciones son de pequeños adultos, que exigen atenciones urgentes de los sistemas de protección y educación. Consideramos impostergable un plan de recolección de evidencias para la inspección, detección, corrección y prevención de fallas del sistema de enseñanza en todo el País. Puesto que estas aberraciones navegan en las tripas de la educación dominicana.
Ampararan estos despropósitos un conjunto de ideas, creencias y doctrinas permisivas las cuales han despojado al aula, de todo material pedagógico o didáctico que suponga un reto intelectual, para el niño o maestro, y de todos los medios que conlleven niveles riesgosos estas prácticas educativas. Sobran las razones, las explicaciones y las excusas de los padres, de las autoridades públicas y privadas. Porque nadie piensa, un poco, en lo que estos preadolescentes sienten a expensas de lo que hacen. Es que las autoridades, los profesores, los padres y la suciedad han troquelado una generación de niños, preadolescentes y adolecente de ansiosos y deprimido