MIAMI, Estados Unidos.- El exmilitar Esteban Santiago, presunto responsable de cinco asesinatos en el aeropuerto de Fort Lauderdale (Florida), dijo a la Policía haber participado en «chats» de los yihadistas del Estado Islámico, según uno de los agentes que testificó hoy en una audiencia del caso.
En la audiencia, Santiago, vestido con el mono color rojo de los reclusos de máxima seguridad, compareció ante la jueza federal Lurena Snow, quien decidió no concederle la libertad bajo fianza como pedían los representantes de la Fiscalía.
Según medios locales, Santiago respondió con monosílabos a las preguntas que le hizo Snow.
Uno de los que testificó fue el agente especial de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) Michael Ferlazzo, que participó en los interrogatorios a los que ha sido sometido Santiago desde su detención el mismo día del ataque, el pasado 6 de enero.
Según Ferlazzo, al principio Santiago afirmó que tenía la mente controlada por la CIA (agencia de inteligencia), pero después, según recogieron el diario Sun Sentinel y el canal de televisión KTLA5, confesó que había visitado la «internet oscura» para participar en conversaciones con «yihadistas».
El EI no ha reivindicado el tiroteo en el aeropuerto de Fort Lauderdale, que dejó cinco muertos y media docena de heridos, y el FBI investiga si esta confesión tiene alguna validez.
Hace más de una semana, las autoridades habían dicho que Santiago, nacido hace 26 años en EE.UU. y de familia puertorriqueña, confesó al FBI que había preparado el ataque al aeropuerto, que no había sido algo espontáneo.
Hasta ahora no se ha determinado cuáles fueron los motivos que le llevaron a disparar a los pasajeros que se encontraban en una de las salas de recogida de equipajes del aeropuerto y los responsables de la investigación no han descartado que fuera un acto terrorista.
Procedente de Alaska, el joven, que estuvo dos años (2010-2011) destinado como militar en Irak, llegó el 6 de enero a Fort Laudedale con un pasaje solo de ida y una pistola semiautomática de 9 milímetros y munición en su equipaje facturado.
Recogió su equipaje, fue al baño, regresó a la sala de recogida con la pistola en la cintura y, según muestran los videos de seguridad, empezó a disparar a las personas que encontraba a su paso.
Cuando se le acabaron las balas se echó al suelo a esperar que lo detuviera la Policía, ante la que no opuso resistencia alguna.
La semana pasada compareció por primera vez ante la Justicia. Una jueza federal, Alicia Valle, le nombró un abogado de oficio y le advirtió que puede ser condenado a la pena de muerte por los cargos de los que todavía no ha sido formalmente acusado.
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